Un puñado de obispos insiste en pedir a la Asamblea de Obispos que impida al presidente católico Joe Biden acercarse a la comunión eucarística por su postura en favor del aborto legal, lo que ha generado polémica y división también entre los feligreses. Se trata de obispos conocidos por su integrismo en la doctrina y por su oposición al papa Francisco.
El jesuita Thomas Reese en el National Catholic Reporter escribió que todo este escándalo publicitado por la prensa es una “historia estúpida” porque no se puede pretender que la Conferencia Episcopal dictamine sobre algo que no le corresponde. Quien puede o no puede ir a la comunión, es una decisión del obispo local. Mientras Biden resida en Washington, el cardenal Wilton Gregory ya ha dicho que no le negará la comunión a él y a su señora”.
Efectivamente desde el Vaticano el cardenal Michael Czerny dijo: “No depende de la Conferencia Episcopal tomar estas decisiones; le corresponde al obispo local decidir, si hay un escándalo claro”.
Reese sigue escribiendo: “se habla de que para comulgar hay que ser “dignos”, pero teológicamente nadie es digno para comulgar . Por eso decimos: “Señor no soy digno..”. La comunión “no es para perfectos” según la Evangelii Gaudium; no es un derecho para nadie. Si a Biden se le prohíbe la comunión, debería hacerse por más de la mitad de los católicos de Estados Unidos. “No hay que jugar de policía en la comunión”, había dicho el cardenal Francis George. Además los obispos saben todo esto. En realidad, se trata de política. Es una estrategia política que no tiene nada de espiritual. Son los republicanos y sus obispos aliados que fomentan la guerra a Biden por cualquier medio”.
En esta misma línea intervino el obispo de san Diego Robert McElroy: “La eucaristía se está politizando y usando como herramienta política para estigmatizar a los adversarios; es algo que no tiene nada que ver con el sacramento de la eucaristía. No veo cómo privar al presidente y a otros líderes políticos de la Eucaristía en función de su postura de política pública; sería usar la Eucaristía como arma para convencer a la gente, no con argumentos racionales, sino obligándola a someterse. Esta polémica tiene además consecuencias destructivas para la unidad de los católicos”.
Se conoció mientras tanto una carta del 7 de mayo del prefecto de la pontificia Doctrina de la Fe arzobispo Luis Ladaria al presidente de los obispos USA José Gomez en la que frena la iniciativa de los obispos. Dice Ladaria: “Sería engañoso si se diera la impresión de que el aborto y la eutanasia constituyan por si solos los únicos asuntos graves de la doctrina social católica. Podría tener el efecto contrario y convertirse en una fuente de discordia en lugar de unidad dentro del episcopado y de la Iglesia de Estados Unidos. Hay que hacer todo lo posible antes de redactar el documento para dialogar entre los obispos, con los políticos católicos y con otras conferencias episcopales y así preservar la unidad de la Iglesia universal”.
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