En un decreto (“Motu proprio”) del 26 de abril el papa Francisco estableció nuevas normas para eliminar definitivamente en el Vaticano cualquier atisbo de corrupción económico-financiera. El documento empieza con una frase del Evangelio de Lucas 16,10: “El que se mostró digno de confianza en cosas sin importancia, será digno de confianza también en las importantes”.
Y dice a continuación: “Todos los que prestan su servicio en las instituciones vinculadas a la Santa Sede y al Estado del Vaticano tienen la particular responsabilidad de concretar la fidelidad de la que habla el Evangelio, actuando según los principios de transparencia y en ausencia de cualquier conflicto de intereses”. Todos los dirigentes vaticanos tendrán que suscribir y renovar cada dos años una declaración anti-corrupción en la que uno asegura no tener condenas definitivas, no haberse beneficiado de indultos o amnistías, no tener procesos penales pendientes o participar en organizaciones criminales por fraude, blanqueo de capitales, explotación de menores, trata de personas y evasión fiscal. Tienen que garantizar que todos sus bienes provienen de actividades licitas, sin participación en sociedades que actúan en contradicción con la doctrina social de la Iglesia. No se podrá aceptar en razón de su propio oficio como donación, regalos de un valor superior a los 40 euros; esto para extremar el espíritu de austeridad ejemplar que el Papa pretende de la curia vaticana. A partir de ahora también cardenales y obispos podrán ser juzgados penalmente.
“La era de los príncipes de la Iglesia ha terminado”, escribió el vaticanista Marco Politi. Según el documento del 26 de abril “la corrupción puede manifestarse de distintas formas y hay una obligación particular de transparencia para las personas que ocupan puestos clave y públicos. Hay que prevenir y combatir en todos los sectores los conflictos de interés y las practicas clientelistas”.
Francisco está cumpliendo sin prisa ni pausa la misión de limpieza que los cardenales le habían encargado en el pre- cónclave al futuro Papa. En cuanto a los viajes, Francisco viajará a Budapest para la clausura del Congreso Eucarístico Internacional el 12 de septiembre, viaje al que podría añadirse una etapa en Eslovaquia, país que se separó de la República Checa en 1993.
Ha de confirmarse todavía el viaje a Grecia y Chipre para noviembre. Francisco ha expresado el deseo de visitar Sudán del Sur, el Líbano, Corea del Norte y Venezuela. En 2023 estará en Fátima (Portugal) para la Jornada Mundial de la Juventud. Ya ha visitado 52 países; es el Papa que más ha viajado, después de Juan Pablo II que visitó 129 países.
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