MOVIMIENTOS ECLESIALES: “EMPRENDER NUEVOS CAMINOS”

portada del sitio web del movimiento familiar cristiano en uruguay. hay un texto de presentacion y una foto de un amanecer frente a la costa de un lago
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En la Iglesia trabajan varios movimientos eclesiales, formados principalmente por laicos, algunos muy conocidos como Comunión y Liberación, Neocatecumenales, Schoenstatt, Renovación Carismática, Cursillos de Cristiandad, Focolares, Comunidad de San Egidio, Vicentinos, Movimiento Familiar Cristiano… que han dado y siguen dando un fuerte y positivo aporte a la espiritualidad y al compromiso laical en la sociedad.

Han tratado de ocupar el espacio vacante dejado por la Acción Católica, las Órdenes y Congregaciones religiosas. Hay sin embargo fuertes críticas contra algunos movimientos por una tendencia a confundir Iglesia y movimiento, por aislarse de la comunidad cristiana local, por absolutizar la especificidad del carisma y cerrarse en guetos, por el culto a la personalidad y abuso de poder.
La teóloga Consuelo Velez habla con lucidez de ello en un artículo para Religión Digital, donde se pregunta si todo es fruto del Espíritu en los nuevos movimientos eclesiales. Escribe: “Con Juan Pablo II han florecido varios movimientos eclesiales, considerados como la “primavera de la Iglesia”. Sin embargo, algunos de estos movimientos se han caracterizado por una doctrina y disciplina muy rígida y por su apoyo a las tradiciones eclesiásticas (a no confundir con la Tradición de la Iglesia), promoviendo una obediencia exigente. Muchos de estos grupos han conseguido una solvencia económica considerable por permear las clases altas de la sociedad. Se han dedicado a colaborar con la pastoral de la Iglesia,  pero su credibilidad se ha ido derrumbando por los escándalos  de sus fundadores y bastantes de los miembros pertenecientes a dichos grupos”.
La autora se refiere por ejemplo a los escándalos sexuales del fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, que abusó de casi un centenar de menores y los Legionarios tardaron más de tres décadas en reconocer sus abusos. También es el caso de Luis Fernando Figari fundador del Sodalicio de Vida Cristiana, de Jean Vanier fundador del Arca, de Nicola Corradi del Instituto Próvolo, de Fernando Karadima…
No tan solo Velez se refiere a los abusos sexuales sino de conciencia, en grupos excesivamente conservadores y verticalistas. Sigue diciendo Velez: ”Creo que no todo es fruto del Espíritu en estos movimientos que, aun a pesar de los intentos de renovación, siguen con sus obras y su influencia en la sociedad. Por supuesto que muchos de sus integrantes han llegado allí con la mejor disposición y no se puede negar la sinceridad de su fe. A pesar de que se identifiquen los responsables  de escándalos y abusos y se los aparte, la espiritualidad que ha acompañado  a muchos de esos grupos, no parece estar en sintonía con el espíritu de Jesús . Estar en sintonía con el espíritu de Jesús significa poner al ser humano por encima de la ley, estar siempre abiertos a los signos de los tiempos para responder a ellos, ser capaces de un “aggiornamento” constante, dispuestos siempre al servicio de los últimos no solo a través de obras sino con un testimonio vivo de pobreza y coherencia. No parece que tampoco sigan los caminos abiertos por el Concilio; por el contrario muestran un recelo de dicho Concilio y sus prácticas parecen más retrocesos que avances. Seguir encandilados porque convocan multitudes o tienen jóvenes en sus filas o vocaciones sacerdotales, es más agarrarse a “lo único que hay”, que seguir buscando con sinceridad lo que nos pide hoy el Espíritu. Se necesita más valentía para asumir las crisis eclesiales y buscar nuevos caminos para superarlas”.