MAR MEDITERRANEO: ¿CEMENTERIO DE EUROPA?

primer plano de oscar camps. viene sentado en un gomon que navega llegando a la costa. es de mediana edad, colgados al cuello lleva dos dispositivos de rescate autoinflables. sobre la ropa de neopreno lleva una camiseta amarilla con el logo de su organizacion open arms y va señalando el rumbo con el brazo extendido y con gesto decidido. un poco mas atras viene navegando un gomon mediano repleto de migrantes africanos. llevan chalecos salvavidas de color naranja
www.openarms.es/es

Hace cinco años, el 16 de abril de 2016, el papa Francisco visitaba a los refugiados de la isla de Lesbos (Grecia), acompañado por los patriarcas ortodoxos Bartolomé de Estambul y Jerónimo de Atenas. Hicieron un fuerte llamado a la solidaridad de Europa que les había cerrado las puertas. A la vuelta el Papa se llevó en su avión a doce personas, todos musulmanes, gracias al trabajo de la Comunidad de San Egidio y más tarde a otras 43 personas que pudieron ubicarse en Italia.

La UE siguió mirando para otro lado, hasta el día de hoy. Pero no todos fueron insensibles al llamado. El español Oscar Camps Gausachs dejó su tarea de empresario y se fue a Lesbos; posteriormente armó un barco, el Open Arms, y se hizo socorrista de los náufragos en el Mediterráneo. El Open Arms tan solo en los dos últimos años ha navegado 59 mil millas (equivalente a dos vueltas alrededor del mundo). Lo primero que motivó a Camps para esa opción fue la foto del niño sirio Aylan Kurdi devuelto por las olas a la playa turca en 2015. Escribe: “No supe cómo explicar a mi hija de doce años lo que pasó con ese cuerpecito engullido por el mar y escupido por las olas a una playa desierta. Eso gritaba a mi consciencia y cambió mi vida para siempre”.
Camps es el fundador y director de la ONG “Proactiva Open Arms”, la que ya rescató a más de 60 mil personas del mar, a pesar de las críticas que recibió de las autoridades europeas porque “los naufragios disuaden a los migrantes de venir a Europa”, decían. En el Parlamento Europeo llegó a gritar: “Ninguna madre pondría  a su hijo sobre una embarcación que apenas flota, si no la considerara más segura de la tierra de la que huye”.
Amenazado de arresto por el ex ministro italiano Salvini, contestó: “De la cárcel se sale; del fondo del mar no” y en el Vaticano entregó al Papa un chaleco salvavidas de una niña siria de seis años que no pudo rescatar. Camps declaró: “Al comenzar mi aventura humanitaria, me di cuenta de que se trataba de un drama mucho mayor de lo que pensaba. Fue cuando una embarcación con 54 personas se volcó y había mujeres en el agua con sus hijos pequeños cogidos en el pecho.  Una mujer sacaba la cabeza del agua, pero el niño la tenía dentro y se oía  la mujer gritando desesperadamente. Jamás se olvidan estas cosas. Yo lo he dejado todo. Pero si no sigo en el mar con mi tripulación, morirán todos aquellos que yo podía haber rescatado; y entonces no dejaré de hacerlo, hasta que alguien lo haga por mi”.
ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados, pidió a los países del Mediterráneo “no poner obstáculos innecesarios a las ONG que operan barcos de rescate de inmigrantes en el Mediterráneo”. Ya en 2014 el papa Francisco había advertido hablando en el Parlamento Europeo de Estrasburgo: “No se puede tolerar que el Mediterráneo se convierta en un gran cementerio”. Así ocurrió y sigue ocurriendo.