PERÚ: EL CAMBIO EN LA IGLESIA

el arzobispo castillo señala un plano arquitectonico en un monitor de imac. esta sentado en una esquina de una biblioteca. lleva camisa gris de manga corta y usa clerigman. en su otra mano sostiene un celularEl sacerdote Carlos Castillo Mattasoglio (71 años) desde hace dos años es arzobispo de Lima y se ha trasladado de una parroquia popular a la catedral histórica de santo Toribio de Mogrovejo. Mattasoglio sucedió a Luis Cipriani, miembro eminente del Opus Dei que rigió la arquidiócesis por 20 años.

Preguntado en una entrevista por Kairós News sobre cuáles fueron sus prioridades en estos dos años contestó: “El esfuerzo mayor fue y sigue siendo  la tarea de la evangelización que durante tanto tiempo ha faltado. Lo que ha habido no es “pastoral” sino que se han administrado los sacramentos y se han mantenido las estructuras y el funcionamiento normal de la Iglesia como funcionarios, pero sin acompañamiento a los problemas más álgidos y humanos que esta Iglesia tiene. Hoy con la pandemia impulsar una pastoral misionera para caminar y estar con la gente, es muy duro. Lo que estamos haciendo es incentivar todos los medios de solidaridad posibles. A pesar de la pandemia, ya no se escuchó  esa oración que se pronunciaba en los siglos 16,17 y 18 en ocasión de los terremotos: “Aplaca Señor tu ira para con nosotros”.  La gente va entendiendo que Dios está sufriendo con nosotros, nos acompaña y nos da fuerza. Es cierto que hay gente egoísta que se guarda oxigeno para venderlo más caro y lo monopoliza. Pero también es cierto que mucha gente se organizó conformando una red de ollas populares en toda la ciudad y apoyándose unos a otros; lo que deslumbró a los mismos curas que no tenían ninguna experiencia de esto porque aquí  Cáritas no funcionó a lo largo de veinte años. Desde ahora las parroquias han de ser misioneras y solidarias, llevando a cabo las dos características básicas de la pastoral de Francisco. La liturgia ha de ser más creativa; la pandemia nos ha ayudado para eso. El miércoles de ceniza los padres impusieron las cenizas a sus hijos y los hijos a los padres. El jueves santo los padres lavaron los pies a sus hijos y los hijos a los padres.  En el Vía Crucis de las Periferias hubo treinta mil personas implicadas. Se ha celebrado el perdón en las familias. Celebré una misa para los muertos por el virus y pedí fotos. Me llegaron seis mil fotos. Era como si la gente se sintiera acompañada por la Iglesia. Hay que ayudar a nuestro pueblo para que madure en la fe. La gente a menudo pregunta:”¿se puede o no se puede, padrecito?”; y eso no ayuda. Mucha gente ha adquirido costumbres religiosas y luego cree que las costumbres son la religión, pero no sabe enfrentar las responsabilidades que tiene adelante desde la fe. Hay que educar para una “pastoral” laical, de la vida; durante veinte años no se escuchó esta preocupación en nuestra Iglesia”.
El Perú se encuentra en una dramática situación, no solo por la pandemia sino por la crisis política. En los últimos cinco años hubo cuatro presidentes y el último, Martin Vizcarra, ha sido destituido el año pasado por el Congreso, acusado de corrupción. Para las elecciones del 11 de setiembre se han presentado 18 candidatos presidenciales. Sobre ellos ha dicho el arzobispo: “No hay nadie que tenga un perfil sólido, un proyecto.. y hay un pequeño sector que presiona, anti-sistema, que no viene de la izquierda sino de los sectores más conservadores.  En todos los partidos hay inmediatismo y  falta de un proyecto de fondo. La gran cuestión es  que todos tendrían que sentarse a la misma mesa para planificar líneas comunes para el futuro”.