VATICANO: AQUEL DÍA ACIAGO DE MARZO

panorámica de plaza san pedro en una tardecita lluviosa. muy alejadas, se ven unas pocas personas. el papa, de espaldas, está de pie, solo, bajo un gazebo. tiene iluminación artificial y atrás hay una pequeña llama encendida en una pira.
El Papa, hace un año, cuando la enfermedad se volvía pandemia.

Hace un año, el 27 de marzo, sucedió un acontecimiento que estremeció al mundo y tuvo repercusión hasta en China. Por la tarde el papa Francisco cruzó lentamente la plaza San Pedro, solo, bajo una lluvia intermitente, seguido por millones de televidentes.

Dijo en su meditación: “Como los discípulos del Evangelio, hemos sido golpeados de repente por una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de encontrarnos en la misma barca, frágiles y desorientados pero importantes y necesarios, llamados a remar juntos, todos necesitados de ayudarnos el uno al otro. Sobre esta barca estamos todos  y con los discípulos que gritan: ‘estamos perdidos’, nosotros también nos hemos dado cuenta que no podemos seguir adelante cada uno por su cuenta. Nos hemos ilusionado de quedar siempre sanos en un mundo enfermo. En este mar borrascoso nos dirigimos al Señor: ‘Señor despierta; no nos dejes a la merced de las olas’.

Ha salido ahora un libro, firmado por Lucio Adrián Ruiz, que se titula: “¿Por qué tienen miedo? ¿No tienen todavía fe?” donde el Papa mismo cuenta esos momentos. Relata Francisco: “Caminaba en la plaza solo, pensando en la soledad de tanta gente. Meditaba sobre la plaza vacía y las personas que me seguían por los medios. Miraba el monumento de la barca de los inmigrantes y sentía que en esa barca estábamos todos y no se sabía cuándo podríamos desembarcar. Todo estaba relacionado en mi mente: el pueblo de Dios, la barca, el sufrimiento universal. Lo que me dio fuerza fue besar los pies del Crucifijo milagroso del 1500, porqué Él conoció la cuarentena en la cruz; le pusieron dos clavos en los pies para que ya no se moviera. Yo me encontraba sereno; estaba la Virgen, la “Salus Populi Romani”(=salvación del pueblo romano). La mía fue una oración de intercesión. Me sentía en contacto con todo el pueblo de Dios; nunca me he sentido solo, en ningún momento”.