CURIA ROMANA: REBAJAN SUELDOS DE CARDENALES

vista de la entrada del museo vaticano. la explanada está desierta, salvo por una pareja que pasa caminando. se ve el pórtico de piedra con sus esculturas arriba y la gran puerta completamente cerrada
Entrada del Museo Vaticano, las pérdidas por la pandemia llegan a medio millón de euros diarios.

Debido a la pandemia y a la escasez de entradas la previsión del déficit para la curia este año es de 50 millones de euros; habría sido de ochenta si no existiera el Óbolo de San Pedro. Los gastos de personal pesan en más del 50% sobre el presupuesto anual. Se reducirán drásticamente los gastos, pero eso no afectará el servicio a la misión del Papa ni los salarios y puestos de trabajo de los empleados.

En el año 2019 antes de la pandemia, los ingresos fueron de 307 millones de euros y ahora son un 30% menos. El déficit se debe en buena parte al cierre de los museos vaticanos, que antes de la pandemia eran visitados por 27 mil personas al día con una entrada base de 17 euros.  El papa Francisco dejó una orden tajante: “No quiero trabajo en negro en el Vaticano, ni despedir a nadie o dejar a la gente sin trabajo”. El Papa desea proteger el empleo y los sueldos  de los empleados no profesionales que hacen trabajos humildes como limpieza y otras actividades manuales. Por eso decidió reducir un 10% el sueldo de los cardenales que según algunas estimaciones oscila alrededor de 5.000 euros mensuales; y también en menor medida el sueldo de los jefes y secretarios de dicasterio y de clérigos y religiosos.
El jesuita Juan Antonio Guerrero, que está al frente de la Secretaría para la Economía, explicó que “la Iglesia no es una ONG o una empresa, pues no se obtienen beneficios económicos de su actividad. Ni siquiera somos un estado como los demás. La Santa Sede presta un servicio que inevitablemente genera costos, cubiertos sobre todo por donaciones. Los que piden transparencia tienen razón. La economía de la Santa Sede debe ser una casa de cristal. Esto es lo que el Papa nos pide y por eso se puso en marcha la reforma. Estamos aprendiendo de los errores o imprudencias del pasado. Es posible que en algunos casos la Santa Sede no solo haya sido mal aconsejada sino también estafada. Ahora se trata de acelerar, con el impulso decidido e insistente del Papa, el proceso de conocimiento, transparencia interna y externa, control y colaboración entre los distintos dicasterios. Los fieles tienen derecho  a saber cómo usamos los recursos. No somos propietarios; somos custodios de los bienes y las donaciones que recibimos. Buscamos tener todo lo necesario para el servicio de la misión que se nos ha encargado”.
Lucetta Scaraffia que conoce el Vaticano desde adentro comentó: “Son leyendas las riquezas atribuidas al Vaticano o a la vida principesca de los cardenales de curia. En realidad sus mayores riquezas son las obras de arte y los edificios históricos que no se pueden vender y están abiertos a los turistas; esas son las fuentes de ganancia. El dinero efectivo y real es fruto de donaciones que ahora, después de los escándalos de abusos y la pandemia, han disminuido bruscamente”.