BENEDICTO: A LOS 8 AÑOS DE LA RENUNCIA

Benedicto saluda sonriente con las dos manos extendidas desde la silla de ruedas. Vestidura y solideo blancos, lleva reloj de pulsera de gran esfera blanca
Benedicto sobre su renuncia: una decisión a conciencia.

El 28 de febrero de 2013 el entonces papa Benedicto renunció por sorpresa al pontificado, hecho que no se producía desde 1294 con el papa Celestino V. Renunció con casi 86 años y la explicación que dio fue que ya no tenía las fuerzas para gobernar en un marco de luchas curiales, pederastia y corrupción económica.

Según el teólogo Gabriel Otalora “Benedicto tuvo la humildad de reconocer que no podía encarar  la crisis institucional de la Iglesia y de la curia, la que había recibido de Juan Pablo II. L´Osservatore Romano describió entonces al Papa como “un pastor rodeado de lobos”. Su conservadurismo a ultranza en otros temas no puede empañar el acto valeroso de su renuncia. Es de lamentar que no haya dejado de revestirse de blanco, no haya prescindido del título de “su santidad” y no se haya retirado a su Baviera natal; se habría evitado quizás muchas presiones que ha soportado por parte de  los que siguen en su empeño de desestabilizar a su sucesor el papa Francisco. Pero la actitud humilde de Benedicto con su renuncia, ha permitido que entrara en la Iglesia un chorro de aire fresco. Francisco trata de completar lo que ya iniciara Juan Pablo I al más puro ejemplo de Jesús de Nazaret”. En una entrevista al “Corriere della sera” el mismo Benedicto, que tiene ahora 94 años, sostuvo que la suya “fue una decisión dolorosa y difícil, pero buena. La tomé en plena consciencia y creo que hice bien”. Tildó a algunos seguidores suyos de “fanáticos por no haber aceptado su renuncia alimentando teorías de conspiración”  y recordó que “no hay dos Papas sino uno solo y es Francisco”. Al recordar cómo Juan Pablo II había dicho que renunciar al papado era como abandonar la cruz, Benedicto contesta: “No abandono la cruz, sino que sigo de otra manera al Señor Crucificado. La barca de la Iglesia no es mía; es de Jesús y no la va a dejar hundirse”. Frente al extraordinario carisma de su sucesor: “Ahora comprendo mejor que mi decisión ha sido voluntad de Dios, ha sido inspirada por Dios”.