«El viaje es un deber hacia una tierra atormentada»
El papa Francisco inició hoy viernes 5 de marzo una arriesgada visita a Irak -es el primer viaje desde que surgió la pandemia de Covid19- lanzando un mensaje desde Bagdad acerca del concepto de «ciudadanía», apoyando así la idea de separación de religión y estado.
Francisco llegó a la capital iraquí un poco antes de las 2 de la tarde y fue recibido por el primer ministro Mustafa al-Kadhimi, que declaró que la nación árabe daba la bienvenida al Papa en un territorio que «fue y seguirá siendo escenario histórico para el encuentro de religiones, ideas y valores humanos comunes». El aterrizaje del avión papal fue saludado con el repicar de las campanas de las iglesias de Erbil, en el norte del país, donde se concentra una nutrida representación de fieles católicos.
El Papa tiene previsto reunirse con el presidente iraquí, Barham Saleh, y asistir a un reducido encuentro con la comunidad cristiana de la capital en la catedral sirio-católica de «Nuestra Señora de la Salvación», escenario de la masacre de 47 personas a manos de Al Qaeda en 2010, un evento que aceleró la huida de católicos de Irak, que después se convirtió en fuga masiva tras la ofensiva del Estado Islámico en 2014.
Irak tenía cerca de 1,5 millones de cristianos antes de la invasión que promovió Estados Unidos en 2003, una decisión que sumió al país en el caos, la guerra civil y que propició la aparición del radicalismo islamista. Ahora, tras sufrir el acoso de los fundamentalistas, los cristianos son sólo unos centenares de miles, agrupados en su mayoría en las regiones norteñas.
El representante de la iglesia caldea en Irak, cardenal Luis Rafael Sacco, estimó que estos años más de 1.200 cristianos han sido asesinados en Irak y que 58 iglesias han sido destruidas o han sufrido atentados. Según la fundación «Ayuda a la Iglesia en peligro», sólo han vuelto 36.000 de los 102.000 cristianos que se fueron de la provincia norteña de Nínive y un tercio de ese pequeño grupo ha manifestado su intención de abandonar el país ante la precaria situación económica y de seguridad que enfrentan.
El papa Francisco tiene previsto visitar seis ciudades, tanto del sur como del norte del país, y el sábado se reunirá con el Gran Ayatola Ali Al Sistani, el encuentro con más carácter político y espiritual de todo el recorrido.
Los cristianos locales recuerdan que también son víctimas de violencia cientos de miles de musulmanes que murieron o durante la invasión o a manos de los múltiples grupos armados que surgieron posteriormente, incluidos los radicales del Estado Islámico.
El citado cardenal Luis Rafael Sacco, insistió en una declaración televisada que la visita papal y en especial los actos de Ur y su entrevista con el Gran Ayatola Ali Al Sistani pretenden reforzar el diálogo entre cristianos y musulmanes para superar el antagonismo que han pretendido generar algunos sectores extremistas en ambos lados. «Tenemos que abandonar la mentalidad de comunidades hacia la idea de ciudadanos», afirmó Sacco
El ministro de Exteriores, Fuad Hussein, alabó también el mensaje de «tolerancia y paz» que según él trae el Papa y describió la visita como un encuentro entre «los minaretes y las campanas».
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