En una carta al cardenal Baltasar Porras, administrador apostólico de Caracas, el Papa lamentó que el pueblo siga siendo víctima no solo de la pandemia sino también de la “arrogancia de los poderosos y de una grave crisis humanitaria y socio-económica”. Crece la grieta entre Iglesia y el gobierno desde que la Conferencia Episcopal culpó al régimen de “gobierno ilegítimo y fallido”.
Para el gobierno la Iglesia es un partido político y brazo de la oposición. En ocasión de la pasada Asamblea Plenaria a comienzos de enero los obispos dijeron: “El país necesita un cambio radical en la conducción política, una transición democrática hacia elecciones en condiciones de libertad e igualdad para todos”. Los obispos denunciaron una “imposición ideológica y económica que suma al pueblo en un mar de sufrimiento”, sin mencionar sin embargo las sanciones económicas de Estados Unidos que afectan también gravemente a la población. Los obispos llegaron a acusar al régimen de “comunista”, siendo que sus líderes lo califican de “socialismo humanista, cristiano y anti-imperialista”. Según el p.José Virtuoso, rector de la universidad católica Andrés Bello, “la oposición se encuentra desorientada y fragmentada y necesita hacer un proceso de autocrítica de las acciones que se han emprendido hasta ahora y no han funcionado, para volver a conectarse con gran parte de la población que dejó de creer en la política y en los políticos”. Según el jesuita p.Luis Ugalde del Centro Gumilla de Caracas “algunos creen que con un gobierno autoritario y un adoctrinamiento constante se logra modelar una masa sumisa y resignada, tan solo preocupada por sobrevivir. No es verdad. Se pensaba así también cuando se creía imposible que cayera el muro de Berlín o que se derritiera la Unión Soviética. Es un error pensar que aquí en Venezuela el pueblo esté resignado y solo preocupado por buscar comida. En los mismos cuarteles puede haber un 10% de generales cómplices y beneficiarios de esta dictadura , pero hay un 90% de líderes militares disgustados por el hambre que hay en los cuarteles y saben que con este régimen no hay vida ni futuro. Hay esperanza si los partidos democráticos logran reorganizarse para recuperar la credibilidad de la población, si se manifiestan unidos y sensibles a los reclamos del pueblo”. A nivel de Iglesia el año pasado Cáritas benefició directa o indirectamente a casi diez millones de personas, víctimas sobre todo de la creciente emigración; ya 5 millones de venezolanos viven como emigrantes o refugiados. A fines de abril será beatificado el médico José Gregorio Hernandez (+1919), apreciado científico y profesional, conocido popularmente como “el doctor de los pobres”; murió aplastado por un coche al salir a la calle de una farmacia donde había ido a comprar remedios para una paciente anciana.
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