El jesuita colombiano p. Francisco De Roux, presidente de la Comisión de la Verdad, habló el 27 de enero pasado ante el Parlamento Europeo. Pidió el apoyo de la UE para que el gobierno colombiano implemente con urgencia los Acuerdos de Paz. En la Comisión de la Verdad han sido escuchadas 18.200 víctimas de atropellos a los derechos humanos en perjuicio de indígenas, afrocolombianos, campesinos. La Justicia no resolvió el problema de la impunidad imperante, que alcanza el 90% de los crímenes.
El año pasado ha sido el año con más violencia y asesinatos desde la firma de los Acuerdos de Paz, contra activistas de Derechos Humanos, defensores del medio ambiente y ex guerrilleros. Ha habido, en 2020, cuarenta masacres con cientos de muertos y 309 líderes sociales asesinados. Desde los Acuerdos de Paz (2016) hubo casi mil líderes sociales eliminados (la mayoría campesinos e indígenas), además de 252 ex guerrilleros de las FARC asesinados por venganza. Ha dicho de ellos el obispo de Cali Darío de Jesús Monsalve: “El asesinato de quienes se han subordinado al estado e integrado a la sociedad, significa condenar el futuro a la venganza, a la bronca y otra vez a la lucha armada”. Los ex guerrilleros de las FARC han dejado las armas y se han integrado a la vida política a través del partido “Comunes”, pero siguen siendo estigmatizados y rechazados. Han pedido públicamente perdón a la población por los secuestros de personas realizados a lo largo de la guerra. Rodrigo Londoño, ex jefe de las FARC, ha hecho un dramático llamado al ex presidente y Premio Nobel de la Paz Juan Manuel Santos para que salve el proceso de paz que “hoy se parece más a la muerte que a la vida”.
El jesuita p.Javier Giraldo del CINEP acusó al gobierno de Iván Duque de genocidio, de ser “cómplice de un plan de asesinato sistemático y permanente” por parte de grupos paramilitares. El arzobispo de Bogotá Luis José Rueda pidió al gobierno que deje de culpabilizar de todo al narcotráfico y ponga más atención a las zonas rurales y a una reforma rural integral. El misionero p.Jacinto Franzoi que desde hace treinta años trabaja en el Caquetá escribe: “Las esperanzas puestas en cuatro años de diálogos para la paz, parecen haberse escrito sobre la arena. Ha prevalecido el viento de la venganza, la acción de fuerzas ocultas, políticas y económicas, la ausencia de un proyecto común para el futuro”. En el valle del Cauca en enero pasado se han triplicado los homicidios con respecto al año pasado. El obispo de Cali Rubén Darío Jaramillo denunció la conquista mafiosa de varias localidades por cárteles y bandas, asesinando y amedrentando a la gente del lugar. Los obispos del Cauca convocaron a la población a una gran cadena humana para un paro y una protesta pacífica. Ya hubo seis masacres en lo que va del año, 14 líderes sociales y cinco ex guerrilleros asesinados. Hoy en Colombia los grupos armados son muchos más que antes, disputándose el negocio de la coca y ocupando los espacios dejados por la guerrilla y abandonados por la ineficiencia del estado.
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