INGLATERRA: IGLESIA CUESTIONA BREXIT

La palabra “brexit” es una palabra combinada de dos palabras inglesas: “britain” y “exit” (=salida). Se refiere a la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea el 31 de diciembre pasado.

El portavoz de la Conferencia Episcopal Católica de Inglaterra y Gales, el obispo John Arnold, declaró: “Siempre creí firmemente en el sueño europeo y creo que la salida de la UE ha sido para nosotros como una derrota. Europa tendría que unirse con sus 28 países para enfrentar unida los desafíos globales más importantes como la protección del ambiente, la acogida de los inmigrantes, la lucha contra la trata de personas etc. Tenemos éxito cuando trabajamos juntos. Los ingleses deberíamos pensarnos como parte de una única familia global en el marco de la visión propuesta por el Papa Francisco que habla de los ciudadanos del mundo como de hermanos y hermanas cuidando la casa común. Lamentablemente Gran Bretaña no se ha unido a este esfuerzo para superar los confines nacionales y se ha encerrado en sí misma. Tendrá que aprender así una dura lección; que solos se está peor. Los economistas y el sentido común demuestran que el mercado más importante, de importación y exportación, está en Europa, a pocos kilómetros de nosotros. La separación se dio por motivos de soberanismo político, pero se trata de una ilusión. Hay problemas en Europa pero podíamos haber mejorado las instituciones estando adentro, nuca estando afuera. La mayor parte de los obispos católicos y también anglicanos creemos que la Brexit ha sido una opción equivocada”. También los obispos católicos de Escocia, Inglaterra y Gales pidieron que el Reino Unido apoye el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares y renuncie a su arsenal nuclear. “El uso y posesión de armas nucleares es inmoral. Es un imperativo moral y humanitario la eliminación completa de las armas nucleares. Que los recursos que se gastan en estas armas de destrucción masiva, se reinviertan para aliviar el hambre y el sufrimiento de millones de personas en el mundo”. El Reino Unido fue el tercer país, después de Estados Unidos y la Unión Soviética, en probar y desarrollar armas nucleares a partir de 1952; la última prueba nuclear se dio en 1991.