Frente al asalto al Capitolio y al final de la presidencia de Donalad Trump, el “National Catholic Reporter” intentó una autocrítica por parte de los católicos: “Hubo apologistas católicos de Trump o que se han mantenido en silencio, inclusive obispos y sacerdotes, medios católicos de derecha y demasiadas personas del movimiento pro-vida. Y esto a pesar de cuatro años de incompetencia, racismo, ataque a las normas democráticas. Demasiados votantes católicos aceptaron a Trump a cambio de exenciones fiscales o subsidios para la escuela católica. EWTN, un conglomerado de medios católicos, ha desinformado a millones de católicos en todo el mundo. Las autoridades de la Iglesia deben denunciar el nacionalismo católico blanco. La Conferencia Episcopal debe confesar públicamente sus omisiones y complicidad. Un movimiento pro-vida que no está dispuesto a luchar por la vida de los negros e inmigrantes y contra la pena de muerte, no es pro-vida”.
También la revista “America” de los jesuitas escribió: “El intento de interrumpir el proceso democrático por parte de Trump y seguidores debe ser denunciado desde todas las plataformas y púlpitos del país. Es la conclusión de cuatro años de demagogia y divisionismo con la vista gorda de una parte importante del partido republicano, de los extremistas de derecha y supremacistas blancos. El nombre de Jesús y el Evangelio, los símbolos religiosos han sido invocados públicamente para defender este desorden. Los líderes cristianos, entre ellos los obispos católicos, deben condenar públicamente este mal uso de la fe y arrepentirse por haberlo permitido. Todo esto demuestra el poder destructivo de la mentira y las numerosas formas de racismo que siguen estructurando la vida americana. El nuevo presidente Joe Biden dijo: “Esto es lo que no somos”; pero los hechos demuestran que lo que ha sucedido es parte también de lo que somos”. El único cardenal que habló con firmeza fue el arzobispo de Washington, Wilton Gregory: “Aquellos que recurren a una retórica incendiaria deben aceptar alguna responsabilidad por incitar a la creciente violencia presente en nuestra nación”. El muy conocido docente universitario de ética p. Bryan Massingale: “Lo que pasó es el resultado inevitable de cuatro años de mentiras por parte de Trump, de demonización de sus adversarios, de abuso de poder, de retórica violenta, de resentimiento racista. Trump no es el único responsable. Hubo 4 años de complicidad, silencio cobarde, cinismo por conocer la incompetencia de Trump para ese cargo y no haber dicho nada. Hubo silencio cómplice y apoyo activo de líderes religiosos que no se han opuesto con fuerza al cáncer del racismo blanco. Hemos de pedir perdón por los pecados de omisión de la nación”. Trump en los últimos tiempos logró algunos records; hizo ejecutar con la pena capital a Lisa Montgormery de 52 años, la primera ejecución federal de una mujer desde hace 70 años. También por primera vez en la historia, el año pasado el gobierno de Estados Unidos realizó más ejecuciones capitales que todos los estados del país juntos. A pesar de la oposición de los obispos católicos, Trump también volvió a incluir a Cuba entre los “patrocinadores del terrorismo”, rechazando las relaciones constructivas implementadas por Obama con la ayuda de la Iglesia.
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