
Se ha celebrado el 10 de diciembre la conmemoración de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. Hoy los Derechos Humanos siguen siendo avasallados en muchos países y con la pandemia empeoró gravemente la situación. Según la ONU este año se concluirá con 77 millones de pobres más, en pobreza extrema.
La crisis económica actual puede tener consecuencias para todo el próximo decenio; y eso dificultará lograr los Objetivos de la ONU para 2030. El cese de fuego global no dio resultado; siguen los conflictos en Siria, Congo, Yemen, Somalia, Mozambique, Nigeria…, y los prófugos y desplazados han superado los 80 millones, una cifra récord.
En el libro “Soñemos juntos” el papa Francisco ha vuelto a pedir en esta crisis económica mundial donde se han perdido millones de empleos y millones de trabajadores informales viven en la extrema pobreza, un salario mínimo vital para todos a fin de cubrir las necesidades básicas de cada persona. El Papa critica no solo a las empresas sino también a los sindicatos que no tienen en cuenta a los trabajadores marginales, informales, sin un salario fijo ni protección legal. Dice el Papa: “Repensar un mundo post-pandémico significa reconocer también a los trabajadores no remunerados. Ha llegado el momento de pensar en una retribución universal de base o impuesto negativo sobre la renta: una retribución fija, incondicional a todos los ciudadanos que se podrá repartir a través del sistema fiscal. Así se superará el estigma del asistencialismo y cada uno podrá decir que vive de su trabajo (sea ama de casa, cartonero o voluntario en un proyecto social). Inclusive podría haber llegado el tiempo de reducir el horario de trabajo; sería trabajar menos para que más personas puedan acceder al mercado del trabajo”.
Mientras tanto con la pandemia los ricos se han enriquecido aún más. Según la Unión de Bancos Suizos (UBS) los 2.189 multimillonarios del planeta a fin de julio pasado ya contaban con una cifra equivalente a lo que poseen 4.600 millones de personas en el mundo. La pandemia fue un negocio sobre todo en los sectores tecnológicos, sanitarios e industriales. En Suiza por ejemplo, sus 37 multimillonarios entre abril y julio aumentaron su patrimonio en un 29%. Según OXFAM el 1% más rico del mundo concentra más del doble de la riqueza de 6.900 millones de personas, y propone aplicar un impuesto al patrimonio neto de quien tiene más de un millón de dólares para invertirlo en salud pública y protección social.
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