CANONIZACIONES: ¿TAN SOLO LOS PAPAS?

Ruanda, 1994: cristianas tutsi fueron martirizadas.

El jesuita periodista norteamericano Thomas Reese escribe en el National Catholic Reporter: “Según el informe vaticano sobre McCarrick, Juan Pablo II había recibido informes sobre los abusos del ex cardenal por parte de funcionarios vaticanos  y del cardenal de Nueva York John O´Connor en 1999. Dos años después McCarrick pasó a ser arzobispo de Washington…

…Esto ha traído sombras sobre Juan Pablo II y empañado su figura. Después de su muerte, Juan Pablo fue beatificado tan solo a los seis años de su fallecimiento cediendo a las presiones de grupos que lo querían “santo súbito” (=santo enseguida) y tres años después fue canonizado. Pienso que la Iglesia necesita más tiempo para examinar la vida de cada persona. En la década del cincuenta había que esperar cincuenta años para empezar un proceso de beatificación. Hoy se quiere justamente beatificar personas significativas para los contemporáneos, pero eso hace que se corran riesgos. Además, los santos deben ser modelos a imitar por todos los católicos. Pero, ¿cómo puede un cristiano común imitar a un Papa? Mis candidatos a la canonización serían laicos, en particular parejas casadas y jóvenes. Me gustaría canonizar como mártires a las chicas cristianas tutsi que en Ruanda fueron masacradas por no querer separarse de las tutsi. Habrán sido cristianas imperfectas, pero los santos tampoco son perfectos. Pero cuando salen a la luz escándalos como el de McCarrick y su supuesto encubrimiento, muchos terminan por poner en tela de juicio la autoridad moral de la Iglesia”. Sobre el tema ha escrito también el biógrafo y admirador de Juan Pablo II George Weigel: “Reconozco que el Papa ha cometido un grave error. Fue engañado; él no conoció las acciones de McCarrick. Pero no es de extrañar; hubo tantos santos que tomaron decisiones equivocadas”. Sobre las canonizaciones también escribe el sacerdote periodista español  Antonio Ardillas. Teniendo en cuenta la enorme cantidad de curas, obispos, religiosas y religiosos cuya canonización ha sido patrocinada y financiada por sus diócesis e institutos religiosos, escribe: “Es una sorpresa comprobar que desde mediados del siglo XIX hasta el presente la mayoría de los Papas han sido  beatificados y canonizados  o están en proceso de serlo. Los Papas, por ser Papas, no tienen que ser objeto de papolatría o culto de la personalidad ni en esta vida y menos en la otra. En esto también se descubre el clericalismo que hay en la Iglesia. El bautismo nos iguala a todos y todos podemos ser santos y ser considerados como tales si se dan las condiciones”.