VATICANO: VADEMECUM SOBRE ABUSOS

Ha salido del Vaticano después de un año y medio de trabajo un Vademecum para obispos y superiores religiosos, como ayuda para una comprensión clara de sus deberes y tareas en pos de la tutela de los feligreses ante los abusos sexuales. No es un nuevo texto normativo, sino un manual de uso para un seguimiento riguroso y diligente en la investigación previa, el proceso penal y particularmente el administrativo.

Según el sacerdote Jordi Bertomeu Farnós de la Congregación de la Doctrina de la Fe “el fenómeno de los abusos sexuales de menores por parte de clérigos no es un fenómeno transitorio o en vía de extinción, ni circunscrito a determinados lugares; es una crisis global de no fácil solución. Es un fenómeno universal que  supera los límites de la Iglesia Católica. De 2000 a 2019 los abusos denunciados ante las autoridades de la Iglesia son 6 mil, abusos que se han dado en los últimos 50 años. Comparado a lo que pasó en las instituciones estatales, los curas pedófilos son el 3% de los denunciados  ante las autoridades civiles. Si bien se trata de escándalos muy graves por proceder de miembros importantes de la Iglesia, tampoco es justo para eso estigmatizar, como se está haciendo, al grupo social de los clérigos (hay 466 mil en el mundo) generalizando. No es un grupo social tendencialmente peligroso. No hay ninguna evidencia de que el celibato sea el causante de estos abusos; por el contrario la mayor parte de estos abusos se dan por parte de hombres casados.  El 73% de los abusos se dan en el ámbito familiar y no por eso se puede afirmar que ser padre o madre predisponga al abuso, como se supone que lo sea el celibato sacerdotal. Según UNICEF, en una encuesta realizada en 28 países, 9 de cada 10 chicas son forzadas a relaciones sexuales con alguien de la familia. A nivel de Iglesia reconocemos que en el pasado se banalizó el fenómeno, se relativizó el escándalo, hubo encubrimiento, silencio, complicidad. En no pocas ocasiones, ante la presión de los medios hubo reconocimiento público esperando que a los pocos días pasara el fragor mediático. Inclusive las sucesivas y hasta excesivas peticiones genéricas de perdón en nombre de la Iglesia sin medidas concretas y eficaces, no siempre fueron percibidas como sinceras por las víctimas y la opinión pública. De hecho se debe reconocer que son aún escasos los cursos de formación para sacerdotes y otros agentes de pastoral. Se ha avanzado  en los últimos años, pero queda mucho por hacer; en muchas diócesis aún faltan organismos para una adecuada recepción y gestión de las denuncias. Si no se aplican estas medidas concretas del Vaticano por parte de los obispos y superiores religiosos, los abusos continuarán en el contexto de una sociedad hipersexualizada y la consideración de la Iglesia terminará en caída libre”.