La teóloga colombiana se pregunta sobre el futuro de la Iglesia: “Según el papa Francisco la Iglesia del Tercer Milenio ha de ser una Iglesia “sinodal”. La palabra “sínodo” significa en griego “caminar juntos”. Pero mientras no se abran canales de participación para el laicado en los niveles de decisión, no habrá posibilidad de vivir una iglesia sinodal…
…No pareciera que en los niveles de la jerarquía eclesiástica tampoco haya demasiado interés en esa proyección del Papa. Francisco ha impulsado una amplia participación a nivel de consultas en los Sínodos que ha convocado, aunque en las exhortaciones postsinodales no siempre recoja lo que se pidió en las consultas, como ocurrió con el Sínodo Amazónico. Después de siglos en que todos los puestos de responsabilidad han sido y son ocupados por la jerarquía clerical, cuando se abre algún espacio para los laicos la mayoría de las veces es solo por la falta de clero. Pero lo más grave es constatar que el mismo laicado está convencido de que su lugar es en dependencia del clero. Hay asociaciones laicales que se resisten a que la Iglesia sea una comunidad de iguales con una responsabilidad compartida, tal como lo era en sus primeros tiempos. Sin renunciar a una organización institucionalizada, necesaria para perdurar en el tiempo, es indispensable recuperar la esencia de la experiencia cristiana en la que solo hay un Padre y todos somos hermanos (Mt 23,8-9). Si hay deserciones en la Iglesia, es que no convoca mucho una institución en la que unos mandan y los demás obedecen, unos deciden y los demás solo pueden opinar (si los dejan), unos tienen la plenitud del Espíritu Santo y los demás tan solo colaboran. Las comunidades religiosas y laicales para cambiar un renglón de sus estatutos, están sometidas a un proceso desgastante. El diaconado femenino es un tema que se empantana cada vez más y sin embargo existe hace tiempo el diaconado permanente masculino. En cuanto a la renovación parroquial, el párroco tiene que ser presbítero y eso sin ninguna excepción así no haya sacerdotes. Las estructuras eclesiásticas son muy rígidas y hay temor para pasar a una Iglesia en salida, a una Iglesia misionera, a una Iglesia Pueblo de Dios, a una Iglesia sinodal donde clérigos, laicado y vida consagrada vivan la corresponsabilidad de la misión evangelizadora”.
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