ARGENTINA: ¿QUIÉN ES MÁS MEDIEVAL?

Foto: Infobae

En una nota para INFOBAE, el arzobispo de La Plata, Víctor Manuel Fernandez, responde a los que acusan a la Iglesia de “medieval”, “atrasada”, “antiderechos” por oponerse al aborto.

Escribe: “No pretendo convencer a nadie, sino mostrar algunas razones por las que defendemos la vida también del no nacido y por qué consideramos esos  calificativos como injustos. Se nos acusa de medievales pero la genética actual asegura que el embrión tiene un ADN único que se mantendrá durante toda su vida. Eliminar una vida con el aborto, es algo más que arrancar una planta . Sostener que no tiene el mismo valor la vida de un ser humano a los tres meses de gestación, a los siete meses o después de nacer, es insostenible racionalmente. Establecer grados de distinto valor entre los seres humanos de acuerdo a sus características, capacidades,  desarrollo mayor o menor, ha llevado a las peores aberraciones.  De hecho en varios países con aborto legal, más del 90% de los niños con síndrome de Down son abortados. Ninguna vida humana es inútil; nadie es innecesario. El valor inviolable de cada persona y su dignidad no es mayor o menor por las capacidades que posee, por su salud o desarrollo, por la etapa en la que se encuentra, sea en el cuarto u octavo mes. Se dice también que una cuestión de fe no se puede imponer a los no creyentes. La del aborto es una cuestión humana, antes que religiosa o de la Iglesia Católica. Entre los contrarios  al aborto hay ateos, agnósticos, protestantes, budistas, hinduistas. Ni el Vaticano ni la Iglesia ejercen presiones indebidas. Las verdaderas presiones vienen de los poderes internacionales que hace décadas están avanzando en la colonización cultural de los  países pobres para reducir la natalidad a cualquier precio. Basta mirar lo que exige el Banco Mundial para determinados préstamos, ya que los condiciona al cumplimiento de ciertas exigencias sobre salud reproductiva. Defendemos la vida humana no por fanatismo religioso sino por una verdadera convicción humanista de respeto a los derechos humanos que no podemos negar justamente a los más pequeños, frágiles y menos desarrollados que no tienen voz. La Convención sobre los Derechos del Niño entiende como tal a “todo ser humano desde el momento de la concepción”. Se dice que no se obliga a nadie a abortar. Pero se trata del primero y más elemental de los derechos, el derecho a la vida que todos debemos defender, porque de lo contrario podría tener graves consecuencias en la sociedad. Se habla de un debate “democrático” cuando en realidad el proyecto actual es básicamente igual al de 2018 que fue rechazado. Aproximadamente la mitad de la población estaría de acuerdo con el aborto tan solo en do situaciones: violaciones  y riesgo de vida de la madre. El proyecto actual es más permisivo aún, y facilita aún más los abortos clandestinos. Ya no se trata de despenalizar el aborto ( o sea que la mujer no vaya presa) sino de legalizar directamente el aborto, un aborto libre para todas y con cualquier excusa. Quien dice que el embrión es solo un grano o un puñado de células sin valor, pretende ahora estar representando la mayoría de la sociedad. El 80% de las muertes maternas no es por aborto sino por desnutrición, enfermedades y problemas relacionados  a la pobreza. Las urgencias por lo tanto son otras. Si realmente hubiera pasión por la salud pública, habría que empezar a resolver el 80% de esos casos. Además las muertes maternas por aborto se han reducido del 62% desde el 2005. No se entiende por lo tanto la urgencia febril para legalizar el aborto. Lo urgente es dar una mano a las mujeres que se sienten forzadas a abortar en situaciones muy conflictivas  o  de soledad”.