Una canción shockeante, pero real.
En una canción la letra no lo es todo, también está el que canta, su voz y su sentimiento, y realmente hay de todo.
Este joven intérprete argentino de Trap canta con todo su ser, hasta con las tripas, su canción es como un grito de rabia e indignación, la rabia de un chico, que creció desde niño viendo como su padre volvía a su casa y como rutina habitual, se desahogaba pegando y maltratando a su madre.
Perdió las ganas y está sola, noches con sangre en la boca
Por la culpa de un idiota que su furia desemboca en su ser
Los moretones no los tapa el rímel
Grita llorando y se pregunta: «¿por qué?»
Perdió las ganas y está sola, noches con sangre en la boca
Por la culpa de un idiota que su furia desemboca en su ser
Los moretones no los tapa el rímel
Grita llorando y se pregunta: «¿por qué?»
Se conoció con un muchacho en una salida de guachos
Entre tragos se gustaron, pero ella no sabía cómo era él
Un mamarracho, que la vida le dio ganchos
Los temores y las inseguridades de un borracho
Empezaron con los gritos, pero ella lo veía normal como algo chico
La lastimaba y la insultaba sin un filtro
Ella por él, de lágrimas soltaba litros
Y litros, y litros
La familia decía: «no es para vos»
Ella cegada creía que era amor
Pero estaba junto a un maltratador
Que se camuflaba en las drogas pa’ pedirle perdón
Tuvieron un nene de chicos
Salió con inseguridades, niga, pero no es maldito
Hoy se pone en el rol de un hombre siendo chico
Y te cuenta su historia de vida, delante de cualquier micro
Perdió las ganas y está sola, noches con sangre en la boca
Por la culpa de un idiota que su furia desemboca en su ser
Los moretones no los tapa el rímel
Grita llorando y se pregunta: «¿por qué?»
Perdió las ganas y está sola, noches con sangre en la boca
Por la culpa de un idiota que su furia desemboca en su ser
Los moretones no los tapa el rímel
Grita llorando y se pregunta: «¿por qué?
La historia de muchos
La tragedia de una mujer engañada por un maltratador que juró que la quería e incluso se disculpaba, pero entre el alcohol y las drogas, olvidaba sus promesas y pedidos de perdón y volvía a golpearla.
Esta es la historia de muchos niños que sufren por el maltrato a sus madres y a ellos mismos; niños y jovencitos atrapados desde su cuna en un clima de violencia que no merecían ni buscaron.
El tema fue como una patada al hígado y me golpeó con mucha fuerza. Y es que yo conozco casos de violencia doméstica, y muy cercanos.
La cosa terminó en forma agridulce. Por un lado la madre no perdió la esperanza y la dignidad y lo dio todo por ese hijo.
Se separó de su agresor, y le brindó a Thiago todo su amor, ella sola junto a su hijo, sacó la familia adelante. Ella trabajó duramente, y al final logró que el chico siguiera su vocación de expresar con su música lo que sentía y vivía. Thiago sigue viviendo con su madre en su barrio natal, pero ya está siendo conocido y posiblemente despegue de su situación y pueda acceder a una mejor calidad de vida.
Fue un momento difícil cuando este joven le mostró el tema a su madre, y le pidió su autorización para publicarlo. Para la madre fue un momento muy duro: “No pude parar de llorar al escuchar esta canción de mi hijo” decía en una entrevista, pero al final le dio la autorización a su hijo para dar a conocer el tema. Ella accedió pues lo que ella quería es que Thiago por la música se curara del clima de violencia en que transcurrió su infancia.
Estos datos están en YouTube, junto con el tema y una entrevista realizada a Thiago y a su madre.
Yo no soy conocedor del Trap, y de este movimiento musical, en el cual los jóvenes aparecen con mucha fuerza. Algunas canciones me parecen irrelevantes, pero esta sí que es importante; pues es un testimonio y un llamado de atención a una sociedad como la rioplatense, en la cual la violencia doméstica, (no de género, sino doméstica) sigue creciendo y no es sólo contra la mujer, sino también contra los niños, ¿o no es violencia la que sufre un niño viendo como golpean a su madre?
Dios nos hizo hombre y mujer, pero para que nos amáramos en serio y formáramos una familia, en donde reflejar el amor del Creador a sus hijos. Desgraciadamente el pecado se ha manifestado en el machismo, y la violencia del esposo que llega muchas veces a pensar que su esposa es su posesión (Gén 2,20-25 y Gén 3,15-16).
Eduardo Ojeda