ISLAMISMO: EXPANSIÓN EN ÁFRICA

Mozambique: campaña internacional “Juntos por Cabo Delgado”

Los obispos franceses después de su asamblea plenaria han publicado una nota que se titula: “No hay verdadera libertad sin respeto y fraternidad” donde se afirma: “La libertad de expresión que siempre hay que defender, no significa que no tenga límites. Los creyentes pueden ser heridos por insultos, burlas e inclusive por caricaturas ofensivas. Más que leyes adicionales, invitamos a todos en conciencia, al respeto. La libertad se ejerce y se desarrolla cuando va de la mano de la fraternidad”.

El error de confundir en Europa al Islam con el islamismo, ha sido demostrado en los hechos por un joven palestino de 23 años proveniente de Gaza, Osama Hosna, que en el atentado islamista de Viena salvó en medio del tiroteo a un policía herido, le dio los primeros auxilios y esperó a su lado hasta que llegara la ambulancia. Dijo: “Yo también soy musulmán y no soy ningún héroe. Sólo cumplí con mi deber. Los terroristas no tienen religión. Ellos actúan por motivos políticos y económicos; es todo cuestión de política y dinero”. Los diarios europeos silencian por otro lado la cantidad de masacres que realizan los islamistas en África donde hay gobiernos más débiles. Y lo hacen desde hace décadas, por ejemplo en Nigeria con Boko Haram y en Somalia con Al-Shabab en perjuicio de las poblaciones civiles. La palabra “yihad” significa “esfuerzo” para implantar la ley de Dios en la tierra, pero los yihadistas la traducen por “guerra santa”. Combaten tanto a los “infieles” (cristianos, judíos, budistas, animistas, ateos) como a los musulmanes “apostatas” que se desviaron, según ellos, del Islam. Son los sucesores de Al Qaeda y del Ejército Islámico (ISIS). Este año ha sido el más violento de la década. Se han extendido en África del Norte y en el Sahel: Mali, Níger, Burkina Faso, Camerún, Chad, Costa de Marfil, Congo.., hasta llegar al norte de Mozambique. Buscan ocupar las minas de oro y minerales más importantes, acumulan divisas con tráficos ilegales e intentan controlar ciudades y territorios. Siembran el terror matando, incendiando casas e iglesias; el 78% son ataques a civiles. El obispo de Pemba (norte de Mozambique) Luiz Fernando Lisboa ha lanzado una campaña internacional (“Juntos por Cabo Delgado”) pidiendo ayuda para 250 mil familias que han quedado sin nada, desplazadas por la guerra.