El pasado 6 de noviembre un grupo de personas identificadas como mapuches irrumpieron en la iglesia parroquial de El Bolsón (Rio Negro), profanando la Eucaristía y destrozando las instalaciones, a raíz de una orden de desalojo de tierras ocupadas. El obispo de San Carlos de Bariloche Juan José Chaparro, pidió respeto al pueblo mapuche para los lugares sagrados y afirmó que “ningún tipo de violencia, ni en los reclamos ni en la respuesta a ellos, nunca será una solución sino tan solo una profundización de los conflictos existentes”.
Y en un comunicado público escribió: “El estado nacional debe asumir impostergablemente la responsabilidad que le corresponde en solucionar los conflictos que surgen de los reclamos de los pueblos originarios. Estos aparecen en muchos lugares del territorio nacional y no solo en Patagonia; hay que reconocer, en los casos que así corresponda, sus derechos legítimos poniendo en movimiento los mecanismos legales para que esos derechos legítimos puedan efectivamente ejercerse. Hay una añeja renuencia del estado nacional en cumplir con esta responsabilidad y es la permanente promotora de los conflictos que todos los días crecen y se intensifican”. Por su parte el obispo de Esquel José Slaby en declaraciones radiales también rechazó la violencia, pero insistió en que “el pueblo mapuche que vive aquí (el 70 u 80% de la población) es un pueblo trabajador y quiere disfrutar de la riqueza que tienen sus tierras. Lamentablemente el tema de la desaparición de Santiago Maldonado hizo que la cuestión de la tenencia de sus tierras pasara a un segundo plano”.
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