Sentipensando la identidad y cultura de Nuestramérica


Un enfoque típicamente umbraleño es el que nos impulsa a combinar nuestra espiritualidad con el pensamiento crítico entretejido desde la perspectiva del diálogo intercultural. Unir el sentir, el pensar y el hacer de las sabidurías originarias, enlazar conocimientos y prácticas no occidentales para vincularlos con la identidad por los pueblos americanos. Para nosotros se trata de una operación de reconocimiento que contrarresta la subalternización de los pensamientos no occidentales. La invitación es a valorizar el pensamiento latinoamericano desde una propuesta que enfoque en la diversidad y la diferencia, partiendo de la ética, en tanto posibilidad de establecer un pacto civilizatorio sobre nuevas bases.

El sociólogo colombiano Orlando Fals Borda utiliza una expresión que, siendo un neologismo, da cuenta del empalme que existe entre el sentir y el pensar: el sentipensamiento. Su concepto acusa recibo de la integración o convergencia de dimensiones que aparecen divorciadas en las tradiciones científicas dominantes como cuerpo, subjetividad, afectos, emociones  de un lado y el pensamiento y las acciones de otro. La incorporación de la dimensión corporal y afectiva –que incluye las pasiones– en el abordaje de las subjetividades y los modos de conocer contemporáneos constituye una propuesta sugerente que invita a habitar corporalmente el mundo reconociendo a los sujetos que sienten, piensan, actúan y expresan en su contexto.

Otra cuestión a la que hay que prestar atención es a la construcción de las nociones de justicia social. Para ello, debemos partir de relacionar las nociones de justicia e injusticia –¿igualdad y desigualdad?– desde el campo de la educación articulando los planos político, ético y pedagógico. Abrir así las posibilidades de que la educación permita visibilizar los sujetos históricamente silenciados y reconocer singularidades que se han negado desde los poderes estatales y desde un enfoque deshumanizado de la educación.
El diálogo regional, en el marco de los desafíos de cooperación latinoamericanos, debe facilitar la construcción de dinámicas que vinculen los procesos educativos, potenciando la construcción de la justicia y la igualdad.

Jairo Hernando Gómez Esteban nos invita a abordar el pensamiento crítico como condición de posibilidad para la creación de otros mundos posibles en América Latina. Desde una perspectiva filosófica, rastrea los significados de la crítica no solo como oposición, resistencia o cuestionamiento; sino sobre todo como subversión, provocación y confrontación. Así, propone un pensamiento crítico desde la provocación, la paradoja, la ambivalencia, la subversión de valores y prácticas consagrados y la alteración de jerarquías establecidas, que se base en la intransigencia ética como sustento del despliegue del potencial humano creativo y libertario. Entramando literatura, filosofía, ética y política, este autor plantea que el pensar implica cuestionar el estado de cosas existente.

La comprensión del mundo es mucho más amplia que la comprensión occidental del mundo. (…) la transformación progresista del mundo puede ocurrir por caminos no previstos por el pensamiento occidental, incluso por el pensamiento crítico occidental.

La diversidad del mundo es infinita, una diversidad que incluye modos muy distintos de ser, pensar y sentir, de concebir el tiempo, la relación entre seres humanos y entre humanos y no humanos, de mirar el pasado y el futuro, de organizar colectivamente la vida, la producción de bienes y servicios y el ocio. Esta inmensidad de alternativas de vida, de convivencia y de interacción con el mundo queda en gran medida desperdiciada porque las teorías y conceptos desarrollados en el Norte global y en uso en todo el mundo académico, no identifican tales alternativas y, cuando lo hacen, no las valoran en cuanto contribuciones válidas.

 

Por aquí dejamos algunas líneas que nos parecen interesantes y que seguiremos retomando en próximos abordajes.

María Bedrossian