El vaticanista Marco Politi escribe: “El mayor obstáculo para realizar las reformas que el Papa se propone son los enemigos internos. Pese a sus esfuerzos, Francisco no ha recibido hasta ahora demostraciones públicas y claras de apoyo y así se destaca su soledad. Los conservadores están felices de que estallen estos escándalos y el frente reformista no quiere meterse con la mala administración del dinero de la Iglesia; y hay otros muchos sectores que nunca se pronuncian ni con él ni en contra de él”.
El director de “Religión Digital” José Maria Vidal se pregunta: «¿Por qué no acaba de cuajar el reformismo de Francisco y lo siguen torpedeando desde adentro?. La reforma no avanza rápidamente porque muchos de los dirigentes eclesiásticos son los mismos de antes. En la época involucionista anterior se eligieron obispos seguros doctrinalmente que siempre miraran sumisamente a Roma (alguien habló de “tortícolis episcopal”). Estos coparon todos los puestos de responsabilidad y se hicieron con los seminarios en los que formaron a su manera el clero que ahora tenemos. Por eso creció el clericalismo, que ahora el Papa denuncia. Muchos esperan o creen que se trate de un pasajero “veranillo de san Juan”. ¿Cuántos cardenales y obispos han salido en tromba a defender al Papa acusado por un lado de socialista y meterse en política y por el otro lado de autoritarismo por limpiar la curia? Si el clero calla, las piedras vivas de la Iglesia (el santo Pueblo de Dios) gritarán”.
Marco Marzano, destacado profesor universitario, ha escrito: “Es difícil saber lo que realmente pasa en el Vaticano. Para algunos la curia vaticana es una asociación de profesionistas independientes donde cada uno hace lo que le parece mientras el Papa reza, celebra misa y predica; y cuando hay negocios de cientos de millones de euros ni es consultado. Para otros la Iglesia Católica es la más centralizada y jerárquica de las instituciones existentes con un monarca con absolutos poderes y todos a su servicio. Para resolver de raíz este problema que viene de muy lejos, debería directamente suprimirse la curia vaticana; esa estructura autoritaria heredada del imperio romano, ya no funciona. Ha llegado el momento de delegar poderes, recursos y responsabilidades a las periferias, haciendo seguir los hechos a las palabras”.
A pesar del tono polémico de Marzano, la idea no es totalmente descabellada ya que también el obispo Casaldáliga cuestionaba la curia vaticana centralizada e impositiva, pidiendo delegar todo a las Conferencias Episcopales de las Iglesias Locales. Y antes que él, también el obispo Helder Cámara, cuya causa de beatificación se está estudiando, había aconsejado a Pablo VI acabar hasta con el Estado Vaticano, cerrar las nunciaturas y comunicarse con las Iglesias Locales a través de las Conferencias Episcopales.
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