
El presidente brasileño Jair Bolsonaro hizo un discurso en la Asamblea de la ONU en el que culpó a los pueblos indígenas y ribereños de los incendios en el Pantanal y Amazonia. Se sospecha que los productores rurales han prendido fuego a grandes áreas de vegetación para transformarlas en pasto. La reacción del obispo amazónico Erwin Krautler no se hizo esperar.
Dice Krautler: “Estoy intensamente enfadado e indignado y casi lloro cuando escuché ese discurso. Son solo mentiras. Estas acusaciones son diabólicas; no podemos seguir guardando silencio. Son mentiras despiadadas, desvergonzadas, absurdas. Una vez más los indígenas son las víctimas. La guerra contra los indígenas del presidente se está haciendo cada vez más desbocada. Los pueblos originarios son los primeros habitantes de estas tierras y merecen otro trato. Lo que Bolsonaro quiere es abrir toda la Amazonia a la explotación. El indígena es un obstáculo y tiene que renunciar a su identidad. Denunciamos esta injusticia también en nombre de todos los aborígenes del mundo y de los países vecinos. Tampoco se puede decir: “en mi zona no hay indígenas” porque eso no es excusa para lavarse las manos. Es un asunto de toda la Iglesia y de toda la sociedad, sobre todo después de un Sínodo tan importante para todos como el de Amazona. La responsabilidad de defender a estos hermanos recae también sobre el mundo entero, para que puedan vivir con dignidad y tener el apoyo del estado y los gobiernos”. La Conferencia Episcopal (CNBB) apoyó al obispo con estas palabras: “La criminalización de estos pueblos hecha ante el mundo entero como responsables de los incendios, camufla el esfuerzo de estos pueblos para sobrevivir y alimenta el caos de la desinformación”. Paralelamente en la ONU el arzobispo Ivan Jurkovic, Observador Permanente de la Santa Sede, hizo un llamado para que se proteja a los pueblos indígenas de la expropiación de las tierras y la explotación económica con una legislación más estricta. Denunció el impacto desproporcionado de la pandemia en las comunidades indígenas. Pidió respeto por su identidad y cultura. Recordó que los aborígenes contribuyen en gran medida a la ecología mundial, salvaguardando el 80% de la biodiversidad a nivel mundial.
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