En España se está tramitando un proyecto de ley de eutanasia en el Congreso, a lo que los obispos han contestado el 14 de septiembre con estas palabras: “la vida humana no es un bien a disposición de nadie”.
En un comunicado manifiestan: “los argumentos a favor de la eutanasia y el suicidio asistido son inconsistentes; parten de premisas ideológicas, no de la realidad de los enfermos en situación terminal. Proponen una libertad desvinculada de la responsabilidad, alimentada por una visión individualista y reduccionista del ser humano. No se puede proponer la muerte como solución a los problemas. Hemos asistido a la tragedia de tantos ancianos eliminados por la pandemia. Reclamamos garantías sociales y sanitarias de prevención y cuidados paliativos. Una sociedad no puede pretender la eliminación total del sufrimiento, pero sí ha de acompañar y ayudar a vivir ese sufrimiento. Nadie tiene el derecho de poner en manos de los médicos el poder de quitarle la vida a los enfermos, sobre todo en sus momentos de mayor indefensión y fragilidad. En nombre de una presunta muerte digna, se avasalla la dignidad de las personas. Tampoco se puede decir: “mi vida es mía y solamente mía”. Somos hermanos y somos responsables el uno del otro. Todos hemos elogiado en esta pandemia el cuidado y la defensa de la vida por parte de los profesionales, fieles a su juramento hipocrático. Existe también la medicina paliativa que humaniza el proceso de muerte, alivia, consuela y acompaña hasta el final. Pedimos por lo tanto una adecuada ley de cuidados paliativos”. Por su parte, el obispo de Ávila, José Maria Gil Tamayo, dijo: “Este mal llamado derecho a morir no existe. Existe el derecho a la vida en su integridad, en todas sus etapas y de todas las personas. Sería abrir un corredor de la muerte legalizado contra principios básicos de la ética médica y del instinto natural de la persona a la sobrevivencia. No siempre se puede curar al enfermo, siempre se debe cuidarlo. Hay que canalizar todas las ayudas para que el enfermo pueda vivir el tiempo que le queda en las mejores condiciones y rodeado por sus seres queridos. El derecho a la muerte no es un derecho progresista ni es un derecho humano. Son ideologías que solo consagran egoísmos personales y colectivos”. La eutanasia legal es contagiosa para todas las personas deprimidas o minusválidas y abre una brecha peligrosa: en Holanda ya no se aplica tan solo a los enfermos terminales sino a todos los que no quieren seguir viviendo. La eutanasia es poner directamente fin a la vida de un paciente por pedido suyo, de los familiares o por evitarle los sufrimientos. El suicidio asistido es cuando al paciente, por pedido suyo, se le proporcionan los medios necesarios para que él mismo ponga fin a su vida. Otra cosa, legítima, es interrumpir los tratamientos médicos onerosos, desproporcionados a los resultados y que solo prolongan la fase terminal de la enfermedad sin contribuir a la recuperación del paciente; se le llama “ensañanamiento terapéutico”.
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