En ocasión de la colecta universal a nivel de Iglesia para Tierra Santa del 13 de septiembre, el superior de los franciscanos de Tierra Santa p.Francesco Patton, explicó las graves dificultades de los cristianos y de la Iglesia en esa zona. Al hablar de Tierra Santa se habla de los lugares bíblicos (casi 50) que están esparcidos en Israel, Palestina, parte de Jordania, de la península del Sinaí, de Irak y Siria.
La Custodia de los Santos Lugares cristianos ha sido confiada desde hace casi 8 siglos a los frailes franciscanos. En esas zonas los cristianos no llegan al 2%. Desde el punto de vista demográfico y cultural la población en general es predominantemente judía y musulmana. Allí donde empezó el Cristianismo, la comunidad cristiana es minoría y hay una tendencia a emigrar por parte de los cristianos que se sienten considerados como ciudadanos de segunda clase. Está en peligro la presencia cristiana en Tierra Santa también por los conflictos permanentes. Escribe el p.Patton: “Vivimos con la ayuda de las Iglesias de Occidente y de los peregrinos. En Jerusalén no vemos un peregrino desde hace seis meses; lo mismo en Belén. La ciudad vieja de Jerusalén está desierta. En la basílica del Santo Sepulcro pueden entrar solo 20 personas a la vez por la pandemia y desde el viernes al domingo está cerrada. Los peregrinos eran el sustento principal de miles de familias, sobre todo cristianas, que viven del turismo y el comercio. Los 25 santuarios que recuerdan la vida de Jesús necesitan una manutención cotidiana que resulta costosa. La restauración de la basílica del Santo Sepulcro ha sido suspendida. Tenemos parroquias y obras sociales que mantener, sobre todo escuelas donde acuden también musulmanes. El 90% de la ayuda que la Custodia recibe se dedica a actividades pastorales y sociales”. En Tierra Santa la mayoría de los cristianos son palestinos. Los líderes cristianos, ya sea católicos, ortodoxos y protestantes, han dejado de lado sus diferencias internas para luchar juntos por la paz entre israelíes y palestinos, una paz que no puede ser alcanzada si no se considera la Ciudad Santa como patrimonio de todos.
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