
Desde hace 15 meses Asia Bibi, la mujer campesina y católica de Pakistan que ha sido liberada de la cárcel en su país, vive ahora en Canadá junto a su familia en un lugar desconocido. Ha sido acogida por el gobierno canadiense como refugiada hasta fin de este año. Acaba de enviar un valiente mensaje al primer ministro paquistaní Imran Khan en defensa de las chicas cristianas que son secuestradas, abusadas sexualmente, obligadas a casarse con los raptores y convertirse al Islam.
Dice en el mensaje: “El Pakistán es de todos los ciudadanos paquistaníes. Las minorías religiosas tienen derecho de ciudadanía y la ley prevé libertad para ellas. El fundador de nuestro país Jinnah Muhanmad Alí garantizó la libertad religiosa y de pensamiento para todos. Hago un llamado también para las víctimas de la ley de blasfemia; espero que esta ley pueda ser sujeta a cambios para que se prohíban sus abusos”. En una video-entrevista la mujer agradece a todos los que han rezado por ella; dice que la sostuvo la oración y que rezó muchas veces con el rosario que le envió el papa Francisco y manifestó su deseo de ir a Italia para encontrarse con el Papa. Dijo: “Cuando me enteré que el papa Francisco rezaba por mí, me sentí muy feliz; no tengo palabras para agradecérselo. Yo sentía que Dios estaba conmigo; Dios nunca nos deja solos. Yo sabía que iba a ser liberada porqué habiendo sido arrestada por ser cristiana , Jesús me libraría”.
Mientras tanto contó toda su vida pasada en una celda de ocho metros cuadrados en una cárcel de máxima seguridad a lo largo de casi diez años, a la periodista francesa Isabelle-Anne Tollet que escribió el libro: “Por fin libre”. Asia Bibi y familia sueñan con vivir en un país de Europa, donde no haya redes yihadistas o islamistas porque todavía se sienten en peligro. El abogado que en PaKistán defendió a Bibi, Saif Malook, es acusado de defender a los infieles y por lo tanto es obligado a recurrir a guardaespaldas para moverse. Ahora está defendiendo a otro cristiano de 37 años condenado a muerte por blasfemia, porqué se había rehusado a convertirse al Islam. Hay otros 24 cristianos en cárcel acusados del mismo delito de blasfemia, a pesar de las protestas de la ONU. En Pakistán cualquier acusación de blasfemia puede conllevar la pena de muerte y en numerosas ocasiones los acusados son linchados por los extremistas antes de llegar a los tribunales. Desde 1990, unas 80 personas acusadas de blasfemia han sido eliminadas en ejecuciones extrajudiciales. Aunque no se ejecute la pena de muerte, los juicios y las apelaciones pueden prolongarse durante años, ya que los jueces temen las amenazas de los extremistas.
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