LUCETTA SCARAFFIA: “LA MUJER CARDENAL”

Scaraffia: una voz que incomoda

Lucetta Scaraffia es una historiadora italiana, periodista y escritora, profesora universitaria en Roma. Ha sido la fundadora y primera directora del suplemento femenino mensual del Osservatore Romano: “Donne, Chiesa, Mondo”. Ella y otros diez miembros del consejo editorial renunciaron el año pasado quejándose por la falta de autonomía.

Scaraffia no quiere mujeres sacerdotes: “el sacerdocio de las mujeres me parece un paso más hacia la clericalización de la Iglesia”, dijo. Pero defiende la importancia de la participación y el liderazgo de las mujeres en la Iglesia.  Acaba de escribir  una novela titulada: “La mujer cardenal” donde habla de un futuro Papa proveniente de Guatemala llamado Ignacio que dentro de la revolución copernicana que promueve en el Vaticano, nombra a una mujer como cardenal, la que sucesivamente llega a ser Secretario de Estado entre confabulaciones, maniobras, rivalidades y enredos de la curia vaticana. En una entrevista la escritora ha dicho: “En una novela se pueden decir cosas que son más difíciles de transmitir en libros y artículos”. Sobre el papa Francisco: “Francisco busca transformar a una Iglesia establecida fuertemente sobre preceptos y reglas morales, en una comunidad donde al centro no esté el juicio sino la misericordia y sea más cercana a las personas. Muchas transgresiones morales son sobre todo fruto de la fragilidad humana y él ayuda a todas las personas a sentirse lo mismo, parte de la Iglesia y no a echarlas”. Sobre el tema de la mujer en la Iglesia: “En cuanto al tema de la mujer, los evangelios han sido los primeros libros feministas de la historia y sin embargo aún hoy la Iglesia es una institución totalmente en manos de una elite de varones, muy poco dispuestos a renunciar a su poder. La hipótesis de una mujer cardenal, que es posible aún sin la ordenación sacerdotal, es porqué hoy la mujer se siente capacitada para guiar y dirigir la comunidad cristiana. Ya Pablo VI había declarado a dos mujeres, Caterina de Siena y Teresa de Ávila, como “doctoras” de la Iglesia. Creo que el nombre del cardenal “in pectore” (=secreto) que nunca Juan Pablo II reveló, era el de Chiara Lubich, la fundadora de los Focolares que el papa apreciaba mucho. Lamento que en el mismo mundo de las religiosas, estas que tanto hacen por la Iglesia, no tengan sin embargo ni voz ni voto y no se las reconozca; parecen invisibles. Hasta los periodistas entrevistan tan solo a cardenales y obispos”. Sin embargo algo se está moviendo. En agosto pasado el papa Francisco nombró a seis mujeres para la supervisión financiera del Vaticano, en una de las oficinas más importantes de la curia. Ya antes Francisco había nombrado a mujeres como la viceministra de Relaciones Exteriores, la directora de los Museos Vaticanos, la subdirectora de la Oficina de Prensa del Vaticano y a otras en puestos claves. En Alemania se ha propuesto a una mujer como secretaria de la Conferencia Episcopal de los Obispos, después de la renuncia del jesuita Hans Langendorfer.