(aniversario): CÓMO SE DESCUBRIÓ LA TUMBA DE SAN PEDRO

Hace 70 años, clausurando el Jubileo de 1950, el papa Pio XII daba al mundo el anuncio que la tumba de san Pedro había sido encontrada debajo de la basílica vaticana, exactamente debajo del altar mayor. Un reconocimiento que por lo demás está atestiguado por una tradición antiquísima y unánime.

LOS PRIMEROS CRISTIANOS
El papa Clemente desde Roma en una carta a los cristianos de Corinto en el año 96 d.c. habla de “Pedro y Pablo y de una gran muchedumbre de cristianos que sufrieron entre nosotros muchos ultrajes y tormentos”.  Se trata del incendio que devastó Roma en el año 64 y el emperador Nerón, principal sospechado por el incendio, lo atribuyó a los cristianos que era una secta ya en auge, acusada de extraños ritos. El escritor cristiano Tertuliano escribe hacia el año 200 que la preeminencia de la Iglesia de Roma iba ligada al hecho de que los principales apóstoles, Pedro y Pablo, enseñaran en ella y allí murieran mártires. Efectivamente es sabido que ambos murieron en la persecución de Nerón, Pablo más tarde que Pedro. El martirio de los primeros cristianos acusados por el incendio de Roma nos ha llegado descrito por el gran historiador romano Tácito: “Nerón acusó a otros de tal culpa condenando a los que el vulgo llama cristianos a castigos atroces. Fue arrestada una gran multitud de los que profesaban aquella creencia, no tanto por la acusación de haber provocado el incendio, sino porqué se creía que albergaban odio contra el género humano. Su ejecución fue acompañada de escarnios y así unos, cubiertos de pieles de animales, eran desgarrados por los dientes de los perros, otros clavados en cruces eran quemados  al caer el día a guisa de luminarias nocturnas. De ahí que, aún castigando a culpables y merecedores de aquellos originales suplicios, se provocaba un sentimiento de piedad pues se tenía la impresión de que no se los eliminara por el bien común, sino para satisfacer la crueldad de uno solo” (Annales, XV,44). Según Tácito, Nerón ofreció ese espectáculo en el circo neroniano. El circo de Nerón para los espectáculos públicos estaba ubicado en la colina Vaticana que entonces se encontraba fuera de los muros de la ciudad. Había allí carreras de caballos, de bigas y cuadrigas. El circo “vaticanum” se convirtió en el lugar de ejecución de los primeros cristianos.

Era la zona ocupada hoy por la Ciudad del Vaticano. El circo podía contener hasta veinte mil espectadores.

 

LA BASÍLICA DE CONSTANTINO
En el circo de Nerón fue martirizado Pedro en el año 64 por crucifixión y, según la tradición, con la cabeza abajo y los pies arriba por su propio deseo porque no se sentía digno de morir como Jesús. Pedro fue sepultado como todos los demás en un cementerio pagano que había cerca (estaba prohibido enterrar los muertos dentro de los muros de la ciudad). Este cementerio, anterior a la época de Nerón, fue descubierto en 1940 y se encuentra en el subsuelo de la basílica de san Pedro a una profundidad de entre cinco y doce metros. Este cementerio no ha de confundirse con las catacumbas de los cristianos. A Pedro, le sucedieron como obispos de Roma Lino, Cleto y Clemente, mártires ellos también y sepultados en la misma necrópolis, a pesar de haber ya cementerios exclusivamente cristianos como la catacumbas. Más tarde sobre la tumba de Pedro, ya venerada por los fieles, se levantó un templete, en parte todavía visible hoy. Hacia el año 320 el nuevo emperador romano Constantino, que se había convertido al Cristianismo, edificó arriba del cementerio, que quedó sepultado por tierra y escombros, una gran basílica sobre la misma tumba de san Pedro. Fue el papa Julio II que demolió la basílica de Constantino y dio comienzo en el 1.506 a la construcción de la actual basílica siempre en el mismo lugar, con la colaboración de grandes genios como Miguel Angel, Bramante, Bernini, Rafael… La basílica se terminó en 1626 pero con el papa León X se empezó a vender indulgencias para hacer frente a los gastos; lo que fue el detonante de la reforma de Martin Lutero que acusó al Papa de simonía. Aunque la tradición constante a lo largo de los siglos siempre fue que Pedro estaba sepultado debajo de la basílica vaticana, entre 1939 y 1949, por voluntad de Pio XII, se realizaron excavaciones arqueológicas debajo del altar mayor de la basílica. Allí se encontró la necrópolis romana y la tumba de san Pedro. Pero fue recién el 26 de junio de 1968 que Pablo VI anunció al  mundo que se habían encontrado y reconocido las reliquias de san Pedro “de una forma que podemos considerar convincente después de un largo y atentísimo estudio”.

 

AUTORA DEL DESCUBRIMIENTO
La principal autora del descubrimiento de la tumba y de los  restos de Pedro fue una prestigiosa arqueóloga italiana y profesora universitaria, Margarita Guarducci, que murió en 1999. Dedicó más de cuarenta años a esta búsqueda por deseo de Pio XII y de Pablo VI. Después de descubrir la tumba, se trataba de identificar los huesos encontrados en la tumba y finalmente de descifrar la cantidad de grafitos hechos con punzones que había en las paredes. Ella acompañó en 1967 al patriarca ortodoxo de Constantinopla Atenágoras a la necrópolis vaticana y al leer los grafitos con los nombres de Cristo, Maria, Pedro…, se arrodilló al suelo profundamente conmovido. En una de sus últimas audiencias Pablo VI agradeció públicamente a Guarducci el trabajo hecho “en mi nombre y de toda la Iglesia, la Iglesia de hoy y de mañana”. Guarducci pasó años bajo tierra, a veces de rodillas hasta que descubrió grafitos como este: “Pedro, ruega por los cristianos que están sepultados junto  a tu cuerpo”. Y finalmente uno decisivo en griego: “Petros eni” (=Pedro está aquí). Allí se descubrió un nicho intacto forrado de mármol blanco que contenía huesos, junto a restos de púrpura e hilos de oro, signo de una persona venerada. El muro que contenía el nicho tenía muchísimas invocaciones a Cristo, Maria y Pedro, superpuestas y combinadas juntas. Las reliquias, según Guarducci y otros antropólogos, eran de un hombre de avanzada edad remontable al siglo primero, con fragmentos de todos los huesos del cuerpo, excluidos los fragmentos de los pies. A quien era crucificado cabeza abajo, se lo descolgaba cortándole los pies y así el cuerpo caía al suelo.

Después de larguísimos estudios se concluyó que los huesos podían ser con suma probabilidad los de Pedro. El papa Francisco exhibió por primera vez estas reliquias el 24 de noviembre de 2013. Su gesto se interpretó como una decisión del Vaticano de dar por resuelto en forma definitiva el misterio de la tumba de san Pedro. El portavoz del Vaticano p.Federico Lombardi especificó: “Hay una probabilidad seria de que los huesos sean de san Pedro, pero no podemos ir más allá”.

                              Primo Corbelli