CHINA: ACUERDO CON EL VATICANO

El acuerdo provisional del Vaticano con China para el nombramiento de obispos firmado en 2018, termina el próximo septiembre. Afirma el arzobispo italiano Claudio Maria Celli, uno de los negociadores: “Es probable que se renueve el acuerdo. El tono de interacción entre el Vaticano y China ha sido hasta ahora de respeto, claridad, corresponsabilidad y previsión. Estamos tratando de mirar hacia el futuro, si bien hay situaciones que requieren un camino que no será fácil; pero queremos continuar”.

El acuerdo provisional de 2018, cuyo contenido completo no ha sido publicado, no tiene como objetivo las relaciones diplomáticas; el objetivo es pastoral. Se quiere poner fin a la fractura entre los católicos clandestinos y la Asociación Patriótica Católica y en consecuencia  entre los mismos católicos. El diálogo ayudó  al gobierno chino a comprender mejor la tarea de la Iglesia Católica. Ha habido un gran avance desde la eliminación de todas las religiones durante la revolución cultural. Desde 2007 el partido comunista reconoce que “los credos ofrecen un apoyo positivo para conseguir un estado armónico y la paz social”, aunque esto no se traduzca siempre en la práctica. El 18 de agosto pasado fue ordenado otro obispo de común acuerdo entre el gobierno y el Vaticano. Se trata de Jin Yangke de la diócesis de Ningbo que ya era obispo clandestino desde 2012 y no era reconocido por el gobierno. A los dos años del acuerdo escribe así el Osservatore Romano: “al acuerdo no hay que verlo desde una óptica política; se busca reconciliar a la Iglesia en China. El acuerdo ha hecho posibles cosas hasta ahora impensables. La reconciliación entre católicos patrióticos y clandestinos avanza, primero entre obispos y sacerdotes y más lentamente entre las comunidades. La plena comunión llevará más tiempo. Desde el acuerdo provisional de 2018, siete obispos clandestinos han sido reconocidos por el gobierno. Se espera ahora que el acuerdo sea renovado”. El experto sinólogo Francisco Sishi comenta: “Se está moviendo un transatlántico de 1.400 millones de personas; hace falta tiempo y paciencia. Pero ya desde ahora una visita a China del papa Francisco no sería imposible, aunque no haya relaciones diplomáticas”.