POLONIA: RECORDANDO A KOLBE

Francis Gajowniczek, salvado por san Maximiliano Kolbe.

Se ha celebrado el 14 de agosto el aniversario de la muerte del sacerdote franciscano polaco Maximiliano Kolbe. Fue canonizado en 1982 por el papa Juan Pablo II. Se había caracterizado desde sus primeros años de sacerdocio por su devoción a la Virgen María Inmaculada. Fundó en Varsovia la “ciudad de María”, un complejo religioso con monasterio, seminario, editorial y publicaciones, y emisora de radio. Allí  con el estallar de la Segunda Guerra Mundial recibieron acogida heridos, enfermos, prófugos y refugiados.

Se llegó a alojar a 3.500 refugiados, de los cuales 1.500 eran judíos. El 17 de febrero de 1941 Kolbe fue encarcelado por los alemanes que habían ocupado Polonia y posteriormente fue trasladado al “lager” de Auschwitz con el número 16670. Fue obligado, aún débil y enfermizo, a los trabajos más humillantes como trasladar cadáveres a los crematorios. En la barraca oficiaba misa todos los días secretamente con pan ácimo y un poco de vino que le pasaban unos guardias por su enfermedad. Estando en el bloque 14, un preso logró huir y, según la ley que regía en el campo, por represalia diez presos del bloque 14 fueron condenados a muerte por inanición en el bunker del hambre. Entre ellos estaba Francisco Gajowniezck que al oír pronunciar su nombre en la plaza de campo, se puso a llorar clamando por su mujer y sus hijos. Kolbe no lo conocía personalmente, pero oyendo esos gritos, salió de las filas y le pidió en alemán al comandante del campo poder sustituirlo: “Yo no tengo  a nadie y soy viejo; soy un sacerdote católico”. El comandante, maldiciendo a los curas, asintió. La desesperación de aquel grupo de condenados a morir de hambre y sed, gracias a Kolbe se fue transformando en oración y rezo del rosario, con cánticos que con el pasar de los días se fueron atenuando lentamente. Después de 14 días no todos habían muerto; quedaban cuatro entre los cuales el p. Kolbe. Entonces los SS los mataron con una inyección de ácido fénico. Kolbe extendió el brazo diciendo: “Ave María”. Fueron sus últimas palabras aquel 14 de agosto de 1941. Tenía 47 años. Sus cenizas se mezclaron con las de los demás condenados a muerte en los hornos crematorios de Auschwitz.

Francisco Gajowniezck, invitado por Pablo VI, estuvo presente en Roma para la beatificación del p. Kolbe en 1971 y nuevamente para su canonización en 1982. Quiso ser enterrado en el cementerio de la “Ciudad de María” fundada por el p. Kolbe. En  la celda de la muerte de Auschwitz donde entregó su vida Kolbe, han rezado los papas Juan Pablo, Benedicto y Francisco.