
En el suplemento mensual “Donne, Chiesa, Mondo” de “L´Osservatore Romano” escribe Marcia Maria de Oliveira: “En Amazonia son las mujeres los verdaderos custodios de la selva, del agua y de la casa común. La intensa participación de las mujeres en el Sínodo demuestra que en esa región hay una Iglesia con voz de mujer.
La asamblea sinodal ha reconocido el protagonismo de las mujeres en las comunidades, en la pastoral, en los movimientos sociales y en el conjunto de la misión de la Iglesia en Panamazonia; y también su participación en las organizaciones de mujeres negras, quilombolas, indígenas, campesinas, inmigrante y ribereñas. A pesar de eso, los nueve países de esta región tienen en común un contexto caracterizado por la violencia contra las mujeres, con muchos feminicidios. Es una violencia histórica que empezó con los procesos de colonización y debe ser enfrentada con seriedad por los estados y por la Iglesia. Muchas mujeres luchan contra todo lo que es opresión, machismo, misoginia, discriminación. En la Asamblea se trató de identificar el tipo de ministerio especial que pueda ser otorgado a las mujeres dentro del rol central que ya están teniendo en la Iglesia. Se ha reconocido la presencia y la hora de las mujeres; la mujer debe ser escuchada, consultada y ha de participar en las decisiones y en los ministerios pastorales y eclesiales”. El documento papal “Querida Amazonia” denuncia antes que nada la devastación de Amazonia: “la tierra tiene sangre y se está desangrando; las multinacionales le han cortado las venas a nuestra madre tierra” (QA 42). Pero en la nota 120 se abre también la posibilidad de un “rito amazónico” que inculture no solo la liturgia sino las estructuras eclesiales y eso significa escuchar la voz de los ancianos y de las mujeres, adoptar algún símbolo religioso autóctono como la pachamama sin gritar enseguida al escándalo, promover un laicado autóctono dentro de una “cultura marcadamente laical” con pluralidad de ministerios para varones y mujeres y comunidades de base. El Papa ha dicho que parece que el “reloj se haya parado” en cuanto a la famosa y tantas veces anunciada “hora de los laicos”. Para el Papa tener muchos sacerdotes no es suficiente y no resuelve el problema de la evangelización. Hay que dar más vida e impulso misionero a las comunidades sin clericalizar a los laicos, a la mujer. Hace falta una ministerialidad mayor por parte de los laicos, inclusive de las mujeres. Por eso el Papa ha pedido que en el tiempo de formación de los curas al servicio de la Santa Sede, haya un año de experiencia misionera en estas Iglesias de frontera para alejarse de cualquier tipo de clericalismo.
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