
Juan Carlos Borbón fue declarado rey a fines de 1975 y fue soberano de España hasta junio de 2014, cuando decidió abdicar en favor de su hijo Felipe. Ahora ha dejado España para salvaguardar el honor de la monarquía, más precisamente “por la repercusión pública que algunos hechos pasados de mi vida privada están generando”, tal como escribió él mismo al actual rey Felipe, su hijo. Esta decisión llega después de las investigaciones de los ministerios públicos suizos y españoles sobre presuntos fondos en paraísos fiscales y las revelaciones sobre su desordenada vida matrimonial.
El rey emérito ha dicho que está dispuesto a volver en el supuesto de que la Justicia lo llame a declarar. Si bien se le reconoce el mérito de haber administrado con sabiduría el paso de la dictadura a la democracia, desde 2012 una serie de escándalos marcó su vida. Sobre este punto, llamó la atención la postura pública de una monja muy conocida en España. Se trata de la hermana Lucia Caram, una monja dominica argentina, escritora y locutora que reside en España desde hace 27 años y que, interpretando el pensamiento de muchos, emitió conceptos muy duros contra el ex rey. Dijo: “La carta del rey emérito que escribió a su hijo, debiera ser dirigida a todos los españoles. Debería pedir perdón y reconocer que fue un corrupto, mujeriego y ladrón. Que su reinado estuvo lleno de vicios y que su ejemplo es nefasto. Sus herederos, por mucho que aparentemente reniegan de él, están forrados gracias a él. En estos momentos no debería haber abandonado el país; si quiere defender a la monarquía que dé la cara y aclare los temas del supuesto fraude al fisco”. Aunque por el momento Juan Carlos no tiene ninguna causa judicial abierta, la hermana Lucia siguió diciendo: “Yo no puedo condenar a nadie pero quien ha ofendido a los españoles se convirtió en enemigo de los españoles. El Evangelio dice que hay que rezar por los enemigos; recemos pues por su conversión para que devuelva lo robado y devuelva lo defraudado”. También le encaró al rey emérito que pida perdón a su esposa la reina Sofía a la que abandonó; ella ha sido “la gran humillada”, según la monja. Mientras tanto la comisión ejecutiva del episcopado se limitó a manifestar su respeto por la decisión del rey Juan Carlos y reconoció su “decisiva contribución a la democracia y a la concordia entre los españoles”. Para el obispo castrense Juan del Rio la ida o huida del rey “es una muestra más de una vida entregada al servicio de España y de la democracia”.
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