El médico genetista Francis Collins que ganó el Premio Templeton, dotado con 1,35 millones de dólares, por haber demostrado que “la fe religiosa puede motivar e inspirar la investigación científica” declaró que “si Estados Unidos será el primero en desarrollar una vacuna eficaz contra el virus, tendrá que compartirla con todo el mundo ya que se trata de un bien público global. Las empresas implicadas en la investigación tendrán derecho a recuperar las inversiones realizadas, pero no será de recibo que comercialicen la vacuna buscando beneficios descomunales, al precio de la vida de los más pobres que no podrían conseguirla. Debería estar disponible para África y América del sur; todos deberían tener la oportunidad de tener acceso cuanto antes a algo que puede salvar millones de vidas”.