Desde Damasco llega una denuncia de un monasterio maronita católico, donde las Hermanas hablan de “una situación insostenible debido a las sanciones internacionales. La gente a nuestro alrededor se está muriendo de hambre y por enfermedades curables porque las farmacias están cerradas. Este tiempo después de la guerra es aún más difícil. Las sanciones internacionales han sido renovadas y acrecentadas con consecuencias nefastas en la población sobre todo más humilde. Las sanciones no afectan a los políticos y a los dirigentes sino a la gente. Se quiere exasperar a la gente para hacer caer el gobierno, que no se logró ni con las armas. Pero ¿es moral usar el sufrimiento de la gente para hacer política?”. Tras casi diez años de guerra, Siria atraviesa una aguda crisis económica agravada por la pandemia y sobre todo por las sanciones económicas profundizadas en este mes de junio por Estados Unidos. En referencia a eso el arzobispo Tobji de Alepo habló de “actos criminales”. Dijo: “Poner en peligro la vida misma de la población ya tan probada, es terrorista, inhumano, diabólico”.