Se trata de un joven muerto a los 15 años por leucemia en Monza (Italia) en 2006 y sepultado en Asís por su devoción a san Francisco. El que ya es “venerable” será beatificado el 10 de octubre en Asís y se lo ha propuesto como patrono de internet, por su pasión por la informática y la tecnología moderna. El mismo Papa lo ha presentado como “modelo de santidad juvenil en la era digital”. Una de sus frases más conocidas es: “Todos nacemos originales y terminamos siendo fotocopias”.

El Papa lo colocó junto a otros tres jóvenes italianos: Domenico Savio, Piergiorgio Frassati , Chiara Badano. Su vida cristiana fue animada por el amor a la Eucaristía (“la autopista para el cielo”) en la que participaba todos los días y el rosario cotidiano. Su madre Antonia Salzano dijo: “Jugaba al fútbol, manejaba los videojuegos, iba a la escuela y a la parroquia, pero siempre ponía  a Cristo y a la unión con Él como centro de su vida. Le gustaba leer la Biblia y la vida de los santos, era catequista, ayudaba a los compañeros de la escuela y vaciaba sus bolsillos ayudando a los pobres que encontraba en la calle. No temía la muerte porque para él era el comienzo de la verdadera vida y hasta los médicos quedaban estupefactos de su serenidad”. La madre recuerda en especial una frase suya: “Si la gente comprendiera la importancia de la Eucaristía, los templos estarían desbordados de gente para visitar a Jesús en el sagrario”. En su funeral había muchísima gente que su madre no conocía: personas sin hogar, inmigrantes, mendigos, chicos de la calle que le hablaban de Carlos, de lo que había hecho por ellos y ella no sabía. Antes de morir Carlos dijo: “Estoy contento de morir porque he vivido a pleno, sin malgastar ni un solo minuto en cosas inútiles o que desagradan a Dios”.