Muchos rezan para que termine la pandemia y se vuelva a la normalidad. Pero no ha de ser así, no solo a nivel sanitario sino sobre todo social. En un artículo muy comentado y cuyo título es : “Volver a la normalidad es autodestruirse”, Boff entre otras cosas afirma: “Cuando pase la pandemia no nos será permitido volver a la normalidad de antes. Sería por primera cosa un acto de desprecio a los miles de personas que han muerto asfixiadas por el virus y una falta de solidaridad con sus familiares y amigos…..
…Sería además la demostración de que no hemos aprendido nada; de lo que ha sido un llamado urgente a cambiar nuestra forma de vida en nuestra casa común. Sería volver a un mundo hegemonizado por el capitalismo neoliberal cuyo ADN es la voracidad para un crecimiento ilimitado y explotador, a costa de la miseria de la gran mayoría de la humanidad; podría implicar nuestra propia destrucción. Si frente a la pandemia se hubiera seguido los ideales y las pautas del capitalismo neoliberal (competencia, acumulación privada, individualismo, primacía del mercado sobre la vida, ausencia del estado..), estaríamos perdidos. Lo que nos ha salvado hasta ahora en el mundo ha sido la solidaridad, la interdependencia de todos con todos, un estado equipado para ofrecer la posibilidad para todos de un tratamiento del coronavirus. Para el futuro necesitamos un “contrato social mundial” para no seguir siendo rehenes de un obsoleto soberanismo de cada país, como en el caso del desastre de la autollamada Unión Europea y de Estados Unidos donde la medicina es totalmente privada. Los problemas mundiales requieren soluciones mundiales. Hay que crear una renta mínima universal para todos y caminar hacia un gobierno mundial para asegurar la existencia de todos los seres vivientes. El tiempo de la competencia ha pasado; ahora es el tiempo de la cooperación. El mercado y la misma ciencia han de estar al servicio de la vida (del hombre y del medio ambiente). Se impone para todos una corresponsabilidad socio-ecológica. Este es un tiempo de crisis pero también de grandes sueños y utopías; y de una inagotable esperanza en la victoria de la vida”.
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