El arzobispo de La Plata Víctor Manuel Fernández ha defendido el impuesto que propone el gobierno “para los que tienen de sobra” y así contribuir a una “redistribución necesaria para ir resolviendo la desigualdad existente…
…Este impuesto es totalmente legítimo y algo así haría posible la propuesta del papa Francisco que habla de una renta mundial que garantice que todos tengan un ingreso para vivir dignamente, al menos en las condiciones mínimas; y esto supone una redistribución. Esto no significa negar lo que es la vocación legítima del empresario para crear y aumentar la riqueza y tener sus ganancias. Pero la inequidad es muy grande en el país y en el mundo. Este impuesto no les afectaría para nada a los empresarios en el funcionamiento de su empresa. No se trata de que el empresario pierda o termine quebrando, pero tiene un margen enorme para aportar a la sociedad”. También desde La Rioja, en la huella del obispo mártir Enrique Angelelli, la comisión diocesana de Pastoral Social dio su apoyo a la iniciativa de un impuesto extraordinario a los grandes patrimonios, “para que ayuden a paliar las consecuencias económicas de la cuarentena sobre todo en los sectores más humildes. Consideramos que el rol del estado en la regulación de la economía precisa de herramientas eficaces para garantizar y ampliar los derechos sociales. A ello apuntan las políticas impositivas; se trata de lograr una más igualitaria distribución del ingreso que garantice una vida digna para todos. Un gravamen ordinario a la posesión de grandes riquezas se constituiría en un criterio más inclusivo y equitativo para un nuevo y mejor modelo de sociedad”.
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