Según la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT) vinculada a la Conferencia Episcopal de Brasil, sigue habiendo esclavitud laboral en Brasil, con trabajos en condiciones degradantes, horas de trabajo agotadoras, sueldo miserable, formas distintas de privación de libertad. Es una realidad muchas veces invisible y tapada, pero según los datos de la CPT en los últimos 24 años han sido liberadas 54.778 personas en Brasil de esta esclavitud.
Bolsonaro ha dicho -en una entrevista en la televisora sbt- que la gente tiene que elegir entre trabajo y derechos. Frente a esta situación la CPT organizó entre el 11 y 15 de mayo una Semana Nacional para combatir el trabajo esclavo, recordando la abolición de la esclavitud en Brasil el 13 de mayo de 1888. La consigna de la campaña:”Con los ojos abiertos para no convertirse en esclavos”. En Brasil los portugueses trajeron esclavos africanos para trabajar a su servicio y el racismo se hizo muy presente en la sociedad hasta el día de hoy; los negros son todavía las principales víctimas del trabajo esclavo. Esta es una realidad presente sobre todo en los sectores de la ganadería, cultivo, producción de carbón, minería, construcción civil. Las autoridades actuales han reducido drásticamente los derechos laborales y el mismo trabajador por miedo a perder el trabajo, se resiste a denunciar. Los desocupados no piensan antes de aceptar un trabajo, muchas veces al servicio de personas que se aprovechan de su miseria. La situación se ha agravado por la pandemia y la falta de protección del estado. Brasil es el sexto país del mundo, más afectado por la pandemia en cuanto al número de contagios confirmados.
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