
El papa Francisco a través de su encargado de la caridad a los pobres de la ciudad de Roma, el cardenal Konrad Krajewski, envió dinero y víveres a una grupo de personas transexuales, la mayoría procedentes de Latinoamérica, marginados socialmente y que se dedican a la prostitución. Estas personas se han acercado al párroco Andrea Connochia de una parroquia romana, el cual los invitó a escribir una carta al Papa.
Relató después el párroco: “Estas personas son seres humanos que tenían hambre y todos somos hijos de Dios. El cardenal polaco a quien acudimos accedió enseguida a visitarlos. Las cartas fueron entregadas a él, algunas salpicadas por lágrimas; agradecían, decían rezar por el Papa, pintaron corazones y otros signos de cariño. Yo sabía a lo que ellos se dedicaban, pero se trata de personas humanas con hambre; y ahora son amigos de nuestra comunidad parroquial. El Papa nos pide llamar a las personas por su nombre y sin adjetivos. Queremos usar un lenguaje que sea signo de cercanía pastoral, apertura, disponibilidad gratuita e incondicional. Lamentablemente a estas personas nadie les da confianza, nadie las saluda, nadie les ofrece un trabajo; por el contrario se los desprecia y rechaza”.
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