BRASIL: “EUCARISTÍA ES PARTIR EL PAN”

El obispo de Barra, Luiz Flavio Cappio, en una carta a su propio clero, religiosos y seminaristas hizo estas declaraciones: “Los grupos que piden a los obispos que les devolvamos la misa, son gente que nunca pisa nuestras iglesias. No les presten atención a estos oportunistas que crean conflictos más por razones políticas e ideológicas que religiosas. Son aquellos que critican al Papa Francisco y a nuestra Conferencia Episcopal; no hay que dejarse engañar por ellos…

… La Eucaristía ha de llevarnos a compartir el pan y los alimentos  con los hermanos en una situación de hambre y enfermedad como la que sufre nuestro pueblo. En lugar de pedir que les devolvamos la misa, que se pongan a disposición para ayudar a dar de comer a tanta gente que tiene hambre o muere por el virus. En Manaos ni siquiera los infectados en peligro de muerte son llevados a los hospitales porque no hay más lugar, sino que desde las casas, ya muertos, van directamente a ser enterrados”. Efectivamente estos grupos son los que apoyan la política del actual gobierno de Brasil que sigue minimizando la pandemia. El presidente Bolsonaro simplemente lamenta los muertos y ha dicho que él se llama Mesías (es su segundo nombre) pero que “no hace milagros”. A un periodista que le preguntaba por el balance de víctimas y contagiados: “Yo no soy un sepulturero”; intentó escapar así a la crítica que se está haciendo a las cifras oficiales de fallecidos por el virus. El presidente usa y abusa de la religión. A petición de las iglesias evangélicas que lo apoyan, convocó a celebrar días de oración y ayuno para rogar a Dios que libere a Brasil de la pandemia. “Teniendo a Dios por encima de todo, pronto volveremos a la normalidad”, aseguró. Mientras tanto echó al ministro de Salud Enrique Mendieta, médico que defiende la cuarentena como único medio para hacer frente al virus.