
El prefecto de la Congregación de Obispos Marc Ouellet, en una entrevista al suplemento del Osservatore Romano “Mujer, Iglesia y Mundo” afirmó: “Una mayor presencia femenina en la formación de los futuros sacerdotes favorecería su personalidad y su afectividad y evitaría muchos abusos. Hay cierta incomodidad del seminarista frente a la mujer porque en ella ve un peligro. Por el contrario el verdadero peligro son las personas que no tienen un trato equilibrado con las mujeres. Esto ha de cambiarse radicalmente.
Durante la etapa de formación al sacerdocio debe haber contacto, confrontación, intercambio para que la interacción sea normal. Esto debe enseñarse desde el comienzo y no aislar a los futuros sacerdotes que después deberán enfrentar una realidad que puede ser difícil. Cuando no hay esta interacción, fácilmente se termina en compensaciones como pueden ser el ansia de poder o los abusos sexuales. El trato con la mujer es un factor humanizante que favorece el equilibrio de la personalidad y la sana afectividad. El modelo hoy es demasiado clerical y por eso hace falta un cambio de mentalidad. No se trata solo de promover a la mujer, sino e considerarla parte integrante de toda formación, por su sensibilidad humana y su intuición”. Estas reflexiones que ya se están aplicando en muchos seminarios, son fundamentales porque la de las mujeres es una presencia numéricamente mayoritaria en la vida y la pastoral de la Iglesia.