ARGENTINA: LA AYUDA DE LA IGLESIA

Primer plano: el cura villero Juan Isasmendi.

En 17 templos de Buenos Aires dan la vacuna antigripal a personas ancianas sin cobertura médica. Otros templos fueron transformados en albergues para adultos mayores vulnerables, con ayuda de voluntarios parroquiales. Algunos de los edificios de la Iglesia (casas de retiro, parroquias con más espacio) han sido destinados para alojar ancianos solos o vecinos en cuarentena provisoria. Los hogares de Cáritas Buenos Aires están funcionando a pleno con sus 400 camas ocupadas por personas sin hogar. Cantidad de comedores entregan viandas y alimentos. Los merenderos de Cáritas se han transformado en comedores.

Cáritas ha incrementado su asistencia alimentaria del 50% en todo el país. En Quilmes (Gran Buenos Aires) su obispo informa que el 40% de la población que vive de changas y trabajos informales no tiene qué comer. Esa diócesis tiene 62 centros de ayuda a los que asisten unos diez mil niños de los barrios más pobres, pero ahora todo se hace más difícil. Las Cáritas diocesanas y parroquiales atienden a más de 3.500 centros en todo el país. Para su obra, debido la magnitud de la emergencia, Cáritas Argentina trabaja en conjunto con el estado y otros muchos sectores y agentes sociales. En un comunicado el presidente de Cáritas, obispo Carlos Tissera, escribe: “Como nos ha enseñado el Papa, remamos todo en la misma barca. Escuchemos la voz del Maestro que nos dice: “No tengan miedo, estoy yo con ustedes”. Es lo que nos debe sostener y alentar a todos”. En la villa de emergencia del Bajo Flores que ahora se llama “barrio padre Ricciardelli”, el cura villero Juan Isasmendi de 39 años trabaja cuerpo y alma repartiendo cada día 4 mil raciones de comida desde la parroquia Santa María Madre del Pueblo. Confiesa: ”Vivir para ayudar a los hermanos le da mucho sentido a mi vida. Somos discípulos de Jesús y lo seguimos. Como sacerdotes estamos llamados a estar entre la gente y a responder más que nunca a sus necesidades. Aquí se hace patente la exclusión social. Si hay una denuncia  a la que nos lleva este virus es la de la desigualdad”.