
En Italia han muerto por el contagio 131 médicos, pero también 111 sacerdotes en su mayoría por compartir con los enfermos. Sobre estos sacerdotes ha escrito el New York Times del 13 de abril: “Por el contagio del coronavirus los médicos y enfermeras/os se han convertido en Italia en símbolos del sacrificio y la entrega, pero también los sacerdotes y las monjas se han unido a la lucha. Están arriesgando y a veces ofreciendo su vida para atender las necesidades sobre todo espirituales de los italianos. En Bérgamo murieron 24 sacerdotes en 20 días. Para los sacerdotes en cura de almas el teléfono se ha convertido en un excepcional instrumento pastoral. El Papa a los curas que han muerto ocupándose de los enfermos en los hospitales los llamó “santos de la puerta de al lado, sacerdotes que son servidores”. Estos sacerdotes encarnan una visión de Iglesia que es impulsada por Francisco, quien a menudo ha evocado la imagen de un hospital de campaña”.
También las religiosas hacen su parte. Es el caso de la hermana Angela Bipendu, congoleña de 47 años que desde hace unos años está en Italia para estudiar medicina. Como doctora pasó tres años en los buques humanitarios asistiendo a los inmigrantes y ahora es voluntaria en Bérgamo, la ciudad más golpeada por el virus en Italia. Pasa más de 12 horas diarias visitando a domicilio a los pacientes con coronavirus o que se supone que están infectados. Ella no oculta que es religiosa y ayuda a los pacientes y moribundos a rezar. Algunos le dicen en el hospital: “Una monja tendría que estar en el convento a esta hora de la noche”. Ella contesta: “Cuando estoy en mi comunidad hago lo que debe hacer una religiosa, pero en el ambulatorio hago lo que las correspondientes autoridades y el estado me piden”. Bipendu espera poder volver cuanto antes al Congo para prestar sus servicios pero añade: “Allá de lo que más se muere es por hambre”.
Dios y Maria Satisima los bendiga y los cuide para que no se enfermen. .
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