
El cardenal Mario Zenari, nuncio apostólico en Damasco escribe: “En Siria se han aplicado las medidas de rigor frente a la pandemia; inclusive se cerraron las fronteras. Pero 9 años de guerra han acabado con todo y el virus es para nosotros una catástrofe. Más de 300 hospitales han sido repetidamente bombardeados. En la ciudad de Alepo solo disponen de un respirador cada 26.500 habitantes. Peor aún se encuentra la población del Yemen que sufre los bombardeos de Arabia Saudí desde hace 5 años. Allí más de la mitad de los centros hospitalarios han sido destruidos, a excepción de dos hospitales, uno en Saná y otro en Adén. La guerra sigue como si nada. Existe el peligro de una rápida propagación del virus entre la población y en las cárceles que son lugares inmundos hacinados de gente”.
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