Desde la iglesia de la Flagelación, que señala donde Cristo fue condenado, hasta la basílica del Santo Sepulcro, tan solo cuatro religiosos franciscanos recorrieron el viernes santo la Vía Dolorosa desierta. Con mascarillas y guantes cumplieron las 14 estaciones a lo largo del camino que recorrió Jesús. Este fue un hecho simbólico en nombre de miles de peregrinos que todos los años acuden a Jerusalén. “No hubo cánticos; solo hemos caminado sobre los pasos de Jesús”, dijo Fray Francisco Patton, custodio de Tierra Santa. Lo hicieron bajo la lluvia y rezando en cada parada en árabe, inglés e italiano. Jerusalén es la ciudad de la región, más afectada por el virus y el peor foco de contagios tanto para israelíes como para palestinos.