
El presidente Jair Bolsonaro se ha empeñado en menospreciar las consecuencias del virus, inclusive en contra de sus ministros, gobernadores y alcaldes. El Papa ha hablado de “genocidio virósico” y en una reciente entrevista el obispo de Manaos, Leonardo Steiner, ex secretario general de la CNBB ha declarado: “Lamentablemente tenemos autoridades que subestiman la seriedad del momento. Desde su punto de vista lo primero es la economía; y los pobres, los ciudadanos enfermos y debilitados no cuentan. Se sienten tan seguros que desafían la inteligencia humana y el sentido común. Nos preguntamos: ¿la economía existe para el hombre o es el hombre que debe estar al servicio de la economía?”.
Por su parte el presidente de la Conferencia Episcopal Walmor de Oliveira Azevedo declaró: ”Rechazamos y criticamos enérgicamente a las autoridades del ejecutivo nacional cuando minimizan lo que se debe hacer de manera responsable para la salud del pueblo” y citó otra pandemias. Brasil, junto a Paraguay y Colombia, es de los países más afectados en América Latina por la fiebre tropical transmitida por mosquitos, llamada ”dengue”. El año pasado fueron 1.538 los muertos y tres millones los afectados en todo el continente; se trata de una epidemia también en expansión.