
El jesuita p. Antonio Spadaro es el director de la importante revista “Civiltá Cattolica”, muy cercano al Papa, y ha dicho en una entrevista a “Formiche.net”: “Hay que tener cuidado con acrecentar el miedo de la gente con sensacionalismo y tonos apocalípticos. Se asiste a una continua retórica de que estamos en guerra. No hay que inventarse un nuevo enemigo, alimentando actitudes extremas. También hoy estamos llamados a construir puentes: puentes invisibles entre personas que están encerradas en su casa, pero justamente por eso más dispuestas a la comunicación, a la información.
El Papa ha comparado al que informa responsablemente, al buen samaritano del evangelio, al que toca y sana las heridas. Hay que informar sobre los problemas, denunciar, pero con el objetivo de unir a la gente, dar esperanza y aliento. Estoy convencido que saldremos de esta, pero debe haber una reflexión crítica, entender por qué está sucediendo esto ya que podría volver a suceder también en el futuro. Hay algo en el cuidado de nuestra casa común que no funciona. El Papa lo dijo muy bien en “Laudato sí”. No podemos seguir adelante con este estilo de vida. La cuestión ecológica tiene un impacto fuertísimo sobre la vida humana y puede ser devastador. También es cierto que lo que pasa nos demuestra que los confines y los muros ya no tienen actualidad ni validez; el virus pasa por arriba de ellos y todos compartimos el mismo problema sin diferencia de raza, religión o ideología. También aquí el Papa ha sido profeta al firmar con el Imam musulmán de El Cairo el mensaje sobre “Fraternidad Humana”, condenando el terrorismo y las guerras, los genocidios, los desplazamientos forzados, el tráfico de personas y órganos humanos, el aborto y la eutanasia. A nivel de Iglesia, es la oportunidad para vivir la “Iglesia doméstica”, rezando y meditando juntos la Palabra de Dios. La Iglesia muchas veces y en varios lugares, a lo largo de la historia, ha sobrevivido también en tiempos de persecución gracias a la fe de los laicos y de las familias cristianas, aún sin sacerdotes. Y esta es una oportunidad para adquirir una visión menos clerical de la Iglesia”.
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