Las Iglesias de Portugal y España junto a las de 22 otros países se unieron para consagrarse al Corazón Inmaculado de Maria y pedir auxilio y protección en este momento de tribulación. La solemne celebración fue presidida en Fátima el 25 de marzo pasado por el cardenal Antonio dos Santos que rezó el rosario y recordó el centenario de la muerte de Jacinta que también fue golpeada por la peste y como tantos hoy, experimentó la soledad y el aislamiento en el hospital en sus últimos días.