BRASIL: UN DESASTRE PARA LOS POBRES

Mientras el presidente Bolsonaro minimiza la epidemia ante los medios, el virus se difunde en la metrópoli más poblada de Brasil, que es San Pablo. Los misioneros del PIME (Pontificio Instituto Misionero) que trabajan en las favelas de San Pablo han lanzado una alarma junto con los vecinos de Paraisópolis, una villa de emergencia de cien mil habitantes en el corazón de la ciudad.

Ha dicho el líder social de la favela Gilson Rodríguez: “Será difícil, si no imposible, parar la avanzada del virus en las favelas por la densidad poblacional, por la falta de servicios básicos ( a menudo también falta el agua para lavarse). Hay trece millones de habitantes en las favelas del país y si no hay un plan específico del gobierno para ellos, será un desastre. Los pobres correrán el riesgo mayor y después pasarán como los responsables de difundir el virus. ¿Cómo es posible aislar a los ancianos si viven en casas con diez personas en dos piezas? Quedarse en casa para las personas que ya no tenían trabajo y viven al día con changas, para los chicos que solo comían en las escuelas.., será literalmente el hambre”.